Ni fútbol ni baloncesto, el nuevo deporte nacional en España se llama «votar». Los ciudadanos volveremos otra vez a las urnas en noviembre para elegir de nuevo gobierno. Serán las cuartas elecciones generales en menos de cuatro años, un récord nada envidiable pero que no se ha podido evitar ante la incapacidad de los partidos políticos para pactar.

Hasta hace unos años en España teníamos un sistema bipartidista en el que dos grandes partidos políticos -PP y PSOE—se repartían la mayor parte de los votos y se alternaban en el poder.

Pero, tras la crisis económica y los grandes escándalos por corrupción, surgieron nuevas formaciones como Ciudadanos, Unidas Podemos y VOX, que han abierto el abanico de opciones a los votantes y han fragmentado el Congreso de los Diputados.

En la actualidad son 13 los partidos políticos con representación en el parlamento, lo que ha hecho que las viejas formaciones pierdan representantes y necesiten pactar con las nuevas para poder gobernar.

Es lo que ha sucedido este verano tras las elecciones generales celebradas el pasado 28 de abril. En estos comicios resultó vencedor el PSOE con Pedro Sánchez a la cabeza, pero sus 123 diputados no eran suficientes para gobernar sin el apoyo de otros partidos.

Para ser investido presidente, Sánchez necesitaba que otros partidos votasen a favor o se abstuvieran hasta sumar los 176 votos que dan la mayoría absoluta en el parlamento.

Es por eso que el presidente de los socialistas, Pedro Sánchez, ha dedicado estas vacaciones a intentar recabar los 54 votos o abtenciones que le hacían falta para formar gobierno.

Sánchez tenía dos caminos para intentar ser elegido de nuevo presidente pero ninguno le ha convencido. El primero era pactar con Unidas Podemos (partido de izquierdas con ideas más afines) y los grupos nacionalistas.

Este acuerdo implicaba aceptar un gobierno de coalición con la formación de Pablo Iglesias, una fórmula que se exploró antes del verano pero que fue rechazada por los morados porque la vicepresidencia y tres ministerios que les ofrecía el PSOE les parecían insuficientes.

El segundo camino pasaba por esperar que Ciudadanos y PP se abstuvieran en la votación, cosa que se veía poca probable hasta que el lunes de la semana pasada Albert Rivera, líder del partido naranja, lanzó una oferta de última hora a Sánchez.

Para ello, Sánchez debía, entre otras cosas, ceder el gobierno de Navarra a los partidos de derechas y comprometerse a estudiar la aplicación del artículo 155 en Cataluña, pasos que el socialista no estaba dispuesto a dar.

«Lo he intentado todo y ha sido imposible», señaló Sánchez tras reunirse la semana pasada con el Rey en un último intento de evitar unos nuevo comicios. El complejo proceso que comenzó tras las elecciones generales de abril, marcado por las negociaciones y la incapacidad de ponerse de acuerdo de los políticos, acababa así y ahora los españoles tenemos una cita con las urnas el 10 de noviembre para elegir otra vez gobierno.

Volver a votar

El anuncio de unas nuevas elecciones ha cabreado a muchos ciudadanos que esperaban que el PSOE alcanzase un acuerdo con alguno de los partidos más afines a sus ideas, Unidas Podemos por la izquierda o Ciudadanos, que se define como un partido de centro y moderado.

La polítologa Carmen Lumbierres opina que estos nuevos comicios son «un fracaso de la izquierda» debido al «típico problema de fragmentación» que siempre ha existido entre los partidos progresistas en nuestro país, pero sobre todo de la persona encargada de formar gobierno.

Durante la campaña electoral para las elecciones del 28 de abril, Pedro Sánchez destacó la necesidad de formar un gobierno de izquierdas y progresista capaz de frenar el auge de la extrema derecha «pero este discurso cambió al día siguiente de las elecciones», explica Lumbierres.

Los motivos por los que no ha sido posible un acuerdo entre los partidos son muy variados. «Vivimos en un momento de mucha volatilidad ideológica de los partidos en el que los discursos cambian muy rápidamente», asegura la experta, que lo achaca a las presiones que reciben las formaciones parlamentarias tanto externas (de grandes grupos mediáticos y económicos) como internas (de sus militantes).

«Es lo que le ha sucedido a Unidas Podemos -detalla-, que debía dar la cara ante sus militantes y hacerles ver que ganaba algo si pactaba con el PSOE».

A esto se suma la inestabilidad provocada por la crisis en Cataluña. «Este mes de octubre se dará a conocer la sentencia del juicio del procés a los líderes independentistas catalanes y Sánchez ha preferido ir a unas nuevas elecciones a que esta sentencia le pille en los primeros días de un nuevo gobierno», sostiene la analista.

Entre otras cosas porque si finalmente pactaba con Unidas Podemos, Pedro Sánchez dependía también de los votos del partido independentista Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) para poder ser presidente. Y circulaba el rumor de que este apoyo llegaría a cambio de un posible indulto a los acusados en el juicio por el referéndum ilegal.

De hecho, tras el anuncio de nuevas elecciones de la semana pasada Pedro Sánchez ha dado un giro de 180 grados en su discurso sobre la crisis catalana y se ha mostrado a favor de la aplicación del artículo 155, algo totalmente contrario a lo que dijo durante la campaña electoral del 28 de abril en la que abogaba por el diálogo y una solución política.

La pregunta que está ahora en el aire es la siguiente: ¿que pasará si los resultados de las elecciones de noviembre son parecidos a los de abril y los partidos tienen que volver a sentarse para hablar y pactar?

Carmen Lumbierres cree que exactamente en las mismas no nos vamos a ver. «Que Ciudadanos haya lanzado una oferta de última hora a Sánchez demuestra que las encuestas internas no le auguran buenos resultados en los próximos comicios», indica.

Según la politóloga, hay muchas provincias pequeñas como Huesca y Teruel que tienen entre 3 y 5 diputados, y que siempre han sido bipartidistas pero en las que las pasadas elecciones también entró Ciudadanos. «Si estas provincias regresan al bipartidismo puede aumentar mucho la diferencia de diputados en favor de los dos grandes partidos», destaca.

Por el momento, las encuestas para las próximas eleciones dan por ganador al PSOE con bajada de Podemos, y las derechas seguirían sin sumar. «Aunque parece que la intención de Sánchez ahora es pactar con Ciudadanos, lo veo poco compatible. O gana por sí mismo o el PSOE estará solo para formar gobierno», concluye la politóloga.