El aumento de salas de juego y casas de apuestas en los barrios de Zaragoza ha llevado al ayuntamiento de la ciudad a tomar medidas. El consistorio trabaja en una nueva normativa para este tipo de negocios que, entre otras cosas, plantea establecer una distancia mínima entres estos locales y los centros educativos y lugares frecuentados por gente joven.

De esta manera se quiere reducir el impacto que puede tener la proliferación de estos establecimientos en los chavales. Solo en Aragón han abierto durante el último año 27 nuevas salas de juego, lo que nos convierte en la segunda comunidad española con más locales de este tipo por habitante.

El número de locales se dispara y también lo hacen las pujas. En el 2018 se apostaron más de 62 millones de euros, sin contar el dinero que mueve el juego online. La edad de los jugadores es cada vez más baja.

El Área de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza es la encargada de conceder las licencias de apertura a las salas de juego, de ahí que desde este departamento se quiera realizar una nueva ordenanza municipal para controlar su proliferación.

El concejal de Urbanismo de Zaragoza, Víctor Serrano, explicó hace un par de semanas que quiere crear esta normativa para limitar estos locales «que perjudican, sobre todo, a los más débiles: los más jóvenes y las personas desfavorecidas». Además, destacó que la situación es especialmente alarmante en algunos barrios de la ciudad. «Tenemos zonas como Delicias en las que es un clamor el número de locales que hay».

El resto de grupos políticos del consistorio se ha mostrado de acuerdo en reducir los permisos de nuevas aperturas. Algunos han solicitado hacer un mapa para conocer dónde se ubican exactamente, y otros han propuesto que se hagan campañas de prevención para jóvenes.

Alarma en los institutos

Los locales de juego y apuestas se han convertido en un elemento más del paisaje urbano sin casi limitaciones. No existe una distancia mínima que deban mantener con los centros educativos o lugares frecuentados por menores, y la alarma ha saltado en muchos institutos y asociaciones vecinales.

De ahí la decisión del Ayuntamiento de Zaragoza de crear zonas libres de juego a menos de 300 metros de los lugares por donde pasan a menudo los chavales, como colegios, institutos, centros de FP o casas de juventud, como ya han hecho otras ciudades españolas.

De momento en la capital aragonesa es posible encontrar sin problema una sala de juegos a escasos metros de la puerta de un colegio. De las más de 80 locales de juego y apuestas que existen en la capital aragonesa, unos 30 están a menos de 500 metros de lugares donde estudian jóvenes de entre 15 y 18 años. La entrada de menores a estos establecimientos está prohibida y se realizan inspecciones para evitar que se cuelen en estos establecimientos.

Pero no es de extrañar ver en estos locales a jóvenes en la hora del recreo que dejan la mochila para probar suerte en las máquinas, o incluso chavales que se quedan a la puerta esperando a un amigo mayor de edad que apueste por ellos.

El investigador sobre la problemática de los juegos de azar Jesús Cortes explica que la presencia habitual de salones de juego en el día a día de los jóvenes puede resultar dañina. «Se crea una atracción en este grupo social, que tiene la inquietud de entrar a estos sitios que están a la vuelta de la esquina de sus institutos», critica.

Los jóvenes aprovechan los descansos o las salidas del centro para acercarse a estos lugares. «Hablamos de grupos donde hay menores y mayores de edad, de entre 15 y 18 años, que ante la oferta publicitaria y la presión de los amigos, tienen en estos locales su punto de reunión», sostiene el investigador.

Por otra parte, a la entrada de las salas de juego y apuestas deportivas pueden verse anuncios publicitarios que prometen ganar una suma importante de dinero de manera fácil. «Se les ofrecen facilidades y muchos estímulos visuales, a menudo, incluso, se les regala comida y bebida», explica Cortés.

Para el experto, la distancia mínima entre los locales y los centros educativos debería ser «de al menos un kilómetro». Además, «existe una saturación y habría que reducir paulatinamente las licencias», agrega.

El objetivo es que los jóvenes no tengan esta oferta tan cercana no solo a su actividad educativa sino en su tiempo libre. «Dos de los factores que más influyen en la aparición de la adicción al juego son la disponibilidad y la accesibilidad», recuerda el especialista.

Una recompensa «adictiva»

Los juegos de azar son adictivos y pueden crear una enfermedad reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como adicción al juego o ludopatía.

«Los jóvenes son uno de los sectores más influenciables, tanto por la publicidad como por el propio estímulo del juego», dice Cortés, que explica que la estructura de algunos juegos, como las apuestas o la ruleta, está pensada para obtener una recompensa inmediata y hacerte creer que siempre vas a ganar. «Esto provoca una mayor impulsibidad y puede llevar a un problema con el juego, sobre todo en los adolescentes, ya que el cerebro no acaba de desarrollarse hasta los 21 años», argumenta.

La publicidad también desempeña un papel muy importante en la atracción que los jóvenes sienten hacia el juego. Se ha convertido en algo habitual ver a estrellas del deporte publicitando estas actividades o que los principales equipos deportivos tengan casas o portales de apuestas como patrocinadores.

En el caso de las apuestas deportivas, explica Cortes, «muchos jóvenes que practican deporte creen que por el hecho de practicarlo tienen más conocimiento sobre el resultado de las apuestas».

Es algo que tiene que ver con los anuncios y con su sesgo cognitivo, «el hacer creer que como se tienen conocimientos hay cierto control sobre el juego cuando esto no es así», detalla el especialista, que aclara que «en los juegos de azar no existe un control de los resultados, porque nunca son predecibles».

Cortés ve positiva la medida de separar los locales de juego de los centros educativos porque, afirma, «tenemos un grave problema». Lo cual, en su opinión, debería ir acompañado de reducir el número de salas de este tipo a tan solo unas pocas donde puedan ir a jugar los adultos que quieran.

Además, considera que se podrían tomar otras medidas como prohibir la publicidad y el regalo de bonos o dinero para iniciarse en el juego, así como poder acumular premios entre máquinas y tipos de juego, «que también influyen bastante a la hora de tener una adicción a los juegos de azar».