En una calurosa noche de verano, en un pequeño pueblo de Aragón, sucedieron una serie de cosas a las que cada personaje de la historia les da una respuesta. Algunos optan por la razón utilizando la lógica y otros, en cambio, creen que fue algo sobrenatural.

El sol se escondió y salió la luna. María y su grupo de amigos quisieron pasar la noche en la casa de Luis, el chico más mayor de todos.

Hubo un momento de la noche en el que se pusieron a contarse anécdotas que les habían ocurrido durante el año, recuerdos de cuando eran más pequeños...

Llegó el turno de Javi, pero a mitad de su historia algo lo interrumpió. De repente de apagaron las luces de toda la casa y permanecieron en la oscuridad durante unos minutos. Al cabo de un rato, volvió la luz. Todos se quedaron extrañados pero olvidaron lo ocurrido y continuaron contando historias.

Pasó el tiempo y el grupo comenzó a jugar a las cartas. Luis fue a la cocina para llevarles bebidas con la ayuda de Carlota. Ambos quedaron sorprendidos de que el grifo se abriera solo y fueron corriendo a contárselo a los demás.

Decidieron salir a dar una vuelta para despejarse y llegaron hasta el parque. Aquel lugar se encontraba vacío, por lo que podían charlar tranquilamente. Estaban hablando de temas muy interesantes, hasta algo dejó a todos callados. ¡Unos ruidos muy extraños! Salieron corriendo como no lo habían hecho nunca y cada uno fue a su casa. No volvieron a hablar de esa noche.

Como ya he dicho, cada uno le dio un sentido a los sucesos. Algunos pensaron que fue todo un cúmulo de casualidades; que hubo un fallo eléctrico, que el grifo lo abriría alguien dándole un golpe sin querer y que los ruidos del parque serían por el viento o por algún animal que estuviera por la zona. Otros que no creen en las casualidades, pensaron que todo fue provocado por algún ser paranormal. Nunca se descubrió que pasó en realidad.