Belén hoy poco nos diría si no llega a ser por un episodio de la historia sagrada que, reza la tradición, tuvo lugar en un establo. Imposible no identificar la meca del cine sin las alfombras rojas de Hollywood y las estatuillas que allí se otorgan. Nada sabríamos de Cristóbal Colón, si Rodrigo de Triana no hubiera gritado ‘¡tierra!’ frente al nuevo mundo. Queremos decir que, entre los elementos más significativos de las maravillas que van haciendo historia, se halla el lugar en el que sucedieron los hechos.

La laureada película aragonesa ‘Las Niñas’ está plagada de referencias a la Zaragoza en la que Pilar Palomero pasó su infancia. Sus protagonistas se recrean en el parque Bruil, pasean por Ruiseñores, circulan frente a la basílica del Pilar, se mueven por los Monegros, y su supuesto colegio de monjas, no es sino nuestro instituto Miguel Servet.

Sus vetustas instalaciones, en las que ejerció la docencia la mamá de la directora, fueron el lugar ideal para el rodaje de gran parte del film -ambientado en la educación de los años 90-. El espectador se puede asomar a nuestras aulas a través de las vivencias de las protagonistas.

El cuento cambia pero la esencia permanece

Hoy ha cambiado mucho el cuento; pero la esencia permanece: la belleza del pequeño y exótico jardín botánico de la entrada, el paso de la infancia a la juventud -esa dichosa adolescencia- que nutre nuestras aulas, los misterios que ocultan sus estudiantes y los tiras y aflojas de sus relaciones. Las viejas instalaciones son reconocibles; pero poco a poco se van haciendo esfuerzos para reorganizarlas.

A pesar de los tiempos que corren, sigue activo nuestro equipo de convivencia, el voluntariado ecológico de las Green Warriors, las iniciativas por la igualdad, las actividades lúdicas y solidarias, las propuestas del PIEE en forma de exposiciones, talleres y actividades en torno a la festividad del momento, etc.

La película conmueve cuando, al final, oímos cantar a las niñas, que se han ido ganando el corazón del espectador. También nuestro centro acoge un coro con todo un historial a sus espaldas; trofeos en concursos, recitales en residencia de ancianos, aulas, salón de actos y, ante las penurias actuales, luchando por que no falten música ni cantos a través de la magia del streaming.

Todo el mundo invitado a dar un paseo por el centro

Celia, Brisa y sus amigas siguen acaparando reconocimientos y merecidas loas; premios ‘Feroz’, Goyas, Gaudí. El barco en el que rodaron tantas escenas, donde pasaron días con sus noches de risas, confidencias, ensayos y grabaciones no es, ni mucho menos, un Titanic. Ni se lo ha llevado el viento. Ni se quedó en aquellas nueve semanas y media de glamour y cine en sus entrañas. En el IES Miguel Servet la vida sigue. Todos los días de curso levanta la persiana plagado de ilusiones, y amanece; que no es poco.

Cualquier aragonés, compatriota o cosmopolita que, arrastrado por la película, por haber sido alumna de antaño (hubo un tiempo en que nuestro ‘Servet’ era exclusivamente femenino), o la simple curiosidad; está invitado a darse un paseo por la nubes, o mejor, los pasillos y aulas del centro, donde podrá comprobar qué queda de los decorados del film, y qué de nuestra vocación por ofrecer una educación innovadora, igualitaria, motivadora y del siglo XXI.

La experiencia como actor de un alumno del centro

Entre nuestro alumnado figuran al menos tres de los actores y actrices que dieron vida a la historia de Pilar Palomero. Daniel García Ayuda, figura masculina de especial valor en dicho drama, afirma que "la película refleja el tipo de enseñanza que se ejercía en aquella época. Hoy ha cambiado mucho, y el feminismo ha logrado equilibrar la educación en todos los sentidos".

Además, añade: "Desde mi punto de vista, participar en el rodaje y ser alumno del IES, me ha hecho ver con claridad los contrastes entre lo de antes y la realidad actual. Me quedo con la genial experiencia y con un buen recuerdo, además del anhelo de participar en futuros proyectos audiovisuales”.