RINCÓN LITERARIO

Carta al señor del tiempo

Ilustración de Cristina Rino, estudiante de 4º de ESO del Centro San Valero de Zaragoza para el relato 'Carta al Señor del tiempo'.

Ilustración de Cristina Rino, estudiante de 4º de ESO del Centro San Valero de Zaragoza para el relato 'Carta al Señor del tiempo'. / CRISTINA RINO

Alba Callejo

Alumna de 4º de ESO. Centro San Valero

Para el señor del tiempo: 

Por primera vez no te temo, no temo lo que puedas hacerme, no temo al futuro: es más, tengo ganas de él.

Llevaba toda mi existencia huyendo de la muerte, pero mucho más de la vida, ya que en esta sería capaz de sentir emociones y la intensidad de ellas, incluso a veces, me haría anhelar el final.

El tener sentimientos es lo que nos garantiza nuestra propia vida, pero, ¿y si nuestras emociones estén apagadas aunque nuestro cuerpo no esté inerte?, ¿qué ocurre entonces? Te encuentras en ese limbo entre los dos estados, pero ligeramente inclinado al de tu destrucción, preparado para caer al precipicio.

No quería que se diera el paso del tiempo, algo inevitable y relativo, pero sin embargo letal.

Vivía anclada en el pasado, pensando que la negación haría que corriera más lento... Como se puede intuir no fue así.

Aunque la lejana madurez total de mi cuerpo me demuestre que me podrían quedar décadas, y por lo tanto, innumerables oportunidades, he conseguido hallar la manera para no olvidar vivir. Me grabaré en el cuerpo recordatorios cuando mis valores abandonen mi mente porque a veces es inevitable dejarse a sí mismo. Carpe diem porque quiero ser consciente y sacar todo el jugo a mi paso por el mundo, pero por no dejar ir a personas que me restan no lo cumplo, y me llena de agonía.

Siempre he odiado las alturas, me aterroriza descender y sufrir una conmoción o muerte instantánea; ocurre todo tan rápido, y de repente «puf», «adiós», ya no formas parte de este mundo.

Tengo millones de sueños, pero tan poca valentía y constancia para cumplirlos... Hace pocas horas algo en mi cerebro hizo «clic», y las ganas infinitas de ser quien quiero ser se adueñaron de lo más hondo de mi alma. Quiero inspirar el hoy y expirar el ayer. Quiero asfixiarme de lo que yo considero logros.

Quiero hacer todo lo que yo misma me había impedido, ya sea por la creencia de mi propia incapacidad o por pereza.

Señor del tiempo, te invito a que seamos amigos y dejar de competir contigo en la batalla de tu retención. Voy a aceptar que avances. Juro que no voy a intentar retenerte. Aguantaré todos los baches que me impongas. Pasaré puentes y aceptaré acompañantes. si admites una petición, te agradecería que la mayoría no fueran temporales, porque no me agrada dejar huecos en la carretera y que me aparten de ella: luego no asumes los daños y me toca ser mi propia técnica.

Te pido que de vez en cuando pongas a la suerte de mi lado porque, aunque te he asegurado que resistiría, sería más llevadero si hay algo que me haga absorber la esperanza y levantarme.

No quiero conocer a la muerte hasta que haya cumplido lo prometido conmigo misma. Tampoco quiero que te lleves demasiado pronto a compañeros permanentes y los separes de mi transcurso.

Aléjate de mi todo lo que puedas, y cuando sea la hora me reuniré contigo como una vieja amiga.

Te agradezco que me hayas dotado de resistencia mental, no habría aguantado toda una vida arrepintiéndome de cada segundo.

Tengo ganas de convertirme en ese «yo». Soy consciente que me transformaré en la mejor versión de mí y rechazaré cualquier indicio de ser ruin, sobre todo conmigo misma.

Ojalá que recibas pronto esta carta. De tu próxima amiga, Alba.

Tracking Pixel Contents