Desde que este verano, en los Juegos Olímpicos de Tokyo, la gimnasta estadounidense Simon Biles anunciara su retirada de la final de su disciplina por problemas mentales, algo ha cambiado en el mundo a la hora de hablar de salud mental. Biles no ha sido la única en reconocer públicamente cómo el estrés y la presión hacían mella en su capacidad como deportista hasta el punto de bloquearla. Hace unas semanas, en un programa de televisión, la ganadora de OT Amaia Romero hablaba de los problemas de ansiedad y depresión que había sufrido tras su paso por la academia a la hora de gestionar su nueva y repentina fama.

Pero no solo los personajes públicos sometidos a una gran presión sufren problemas mentales. Cualquier persona, a lo largo de su vida, puede pasar por situaciones que le superan sin importar su edad o si es famosa o no. «Los casos de jóvenes con problemas mentales han aumentado cerca de un 20% con la pandemia», asegura Manuel Martínez, psicólogo y responsable del Departamento Infantojuvenil de la Asociación Aragonesa Pro Salud Mental (Asapme).

Según el especialista, la pandemia ha dejado secuelas importantes en los adolescentes. Esto se debe a que «a estas edades necesitan más que nadie relacionarse con sus iguales, y esto no ha sido posible. Dos años en una persona de 40 no son lo mismo que dos años en una persona de 12». Además, en el colegio e instituto es donde los jóvenes aprenden cuál es su sitio en el mundo y a relacionarse con los demás, pero «estos estuvieron cerrados al principio e incluso ahora mismo no son como deberían ser, y los jóvenes no pueden relacionarse como ellos necesitan», detalla el experto.

Las medidas frente al covid y la distancia social en los colegios e institutos han hecho mella en la población más joven. Noe Parga

Problemas y perfiles más frecuentes

En muchos casos, la pandemia ha sido el detonante de problemas que estaban ahí. Los más frecuentes son la ansiedad, la fobia social derivada de problemas de adicción a las pantallas y redes sociales, y la depresión, «también con síntomas más graves, como las autolesiones y los intentos de suicidio». No existe un perfil de joven con problemas pero sí algunos denominadores comunes. «Mientras los trastornos de conducta y comportamientos disruptivos son más frecuentes en niños más pequeños y en chicos, los trastornos mentales afectan más a los adolescentes y a las chicas», señala Martínez.

Por otra parte, «los menores de familias con menos recursos económicos tienen cuatro veces más probabilidades de padecer un trastorno mental», asegura el especialista. Por eso es importante buscar soluciones, como «subvencionar psicoterapia a esta colectivo, ya que es un servicio privado al que normalmente no pueden acceder». En Asapme cuentan con el programa AIRE, que ofrece atención psicológica a precios reducidos a jóvenes de estos entornos.

Los menores de familias con bajos recursos tienen cuatro veces más probabilidades de tener problemas mentales. PATRICIA MARTÍN| Ferran Nadeu

Aunque la situación ha empeorado, las cosas están cambiando y cada vez se habla más en los medios de los problemas mentales, lo cual es positivo porque «venimos de un escenario donde los problemas de salud mental eran un tabú o un estigma, y es bueno que se hable de ellos», indica Martínez, que espera que no se quede en una «moda» y se traduzca en «más recursos para la salud mental» y en «programas de prevención en los centros educativos».

Prevención en los institutos

 El experto hace hincapié en la importancia de invertir en prevención para que no haga falta acudir a terapia tanto en la familia como en los colegios e institutos, a los que «hay que dotar de más profesionales de la salud mental, o formar a los docentes en estos temas». Al mismo tiempo la solución pasa por «enseñar a los jóvenes a detectar cuándo lo que les ocurre a ellos o a algunos de sus compañeros no es normal», ya que según el psicólogo, ellos pueden ser parte activa de esta prevención. 

Para Asapme es importante prevenir los problemas de salud mental con inversión y formación en los centros educativos. VICTOR ECHAVE

Las administraciones parecen haber tomado nota y se han puesto a hacer los deberes. El Gobierno de Aragón trabaja ya en un Plan de Salud Mental para toda la población y el Departamento de Educación puso en marcha a principios de este curso un Protocolo de prevención del suicidio en los centros educativos, entre otras medidas.

CÓMO SABER SI LO QUE TE PASA ES NORMAL

Para saber si nos pasa algo a nosotros o a algún amigo hay que estar atento a señales de alarma como el aislamiento, la tristeza o la irritabilidad. «Es normal sentirse triste o querer estar solo de vez en cuando, pero cuando esto sucede de repente, se alarga en el tiempo y sin causa aparente, no lo es», advierte el psicólogo. Un ejemplo puede ser ese amigo con el que antes salías siempre y ahora pone barreras o nunca quiere quedar. Cuando esto sucede, hay que pedir ayuda a los adultos más cercanos, familia o docentes. «Los adultos no deben minimizar el problema, porque es muy difícil que un joven pida ayuda, y si cuando lo hace encuentra incomprensión y silencio, es probable que no lo haga más».