La adolescencia, edad complicada y definida como la transición entre la infancia y la vida adulta, hay que considerarla como una etapa más del desarrollo humano igual de importante que lo son el resto de etapas vitales. Es cierto que es una etapa con muchos cambios y supone una aceptación y adaptación tanto para el propio joven como para su entorno, ya que se acaban definiendo muchos aspectos de su identidad y su personalidad, incluyendo un desarrollo intensivo y cambios en el ámbito emocional.
Las variaciones en su autoestima, los cambios de humor, muchas veces regidos por las hormonas, la inestabilidad emocional, la irritabilidad, cambios en las formas de comunicarse, etc. Son más que frecuentes en esta etapa y, el propio adolescente las debe ir analizando a través de la inteligencia emocional para aprender a dominarlas.
Muchas veces estas situaciones desembocan en relaciones tóxicas, donde existen dinámicas de dominación-sumisión y donde el ambiente dialogante es muy necesario para ayudarle a detectar cualquier signo de alerta. El papel del adulto en ocasiones resulta complejo pero su principal cometido debe ser el ayudarles a tomar las mejores decisiones, sin juzgarles o culpabilizarles por sus errores.
Siempre es mejor enseñar que prohibir, la prohibición puede generar rechazo en el adolescente y la reiteración de la conducta a evitar. Son ellos los que deben reflexionar y ser conscientes de que existen personas que no les convienen. Los adolescentes se enfrentan a una nueva realidad en las relaciones sin contar a menudo con herramientas y pautas de comportamiento adecuadas, ni con una visión clara de las consecuencias.
Herramientas y pautas
Para ello, lo mejor es desarrollar hábitos saludables en los diferentes ámbitos de la vida, como pueden ser los siguientes:
- Con respecto a los amigos, en algunos momentos las redes sociales pueden ayudar a charlar e interactuar, pero no hay que olvidar las reuniones con ellos para realizar actividades divertidas a la vez que se compartan inquietudes y momentos importantes.
- Los padres y familiares con los que se convive, a veces parece que no entienden lo que les preocupa en las edades más jóvenes, porque no «están actualizados», pero seguro que los adolescentes siempre van a poder contar con ellos al estar dispuestos a hacer un esfuerzo por lo que sea, a comprender y razonar sobre lo que ellos piensan y sienten y además poder compartir momentos y sentimientos, creando nuevos vínculos.
- Debes aceptar que el cuerpo y la mente van cambiando, a veces a un ritmo más rápido del que gustaría, pero hay que aceptar las imperfecciones, hay que cuidarlo, aceptar que será nuestro «vehículo» que nos llevara toda la vida y saber que somos únicos desde el momento en que nacemos.
- Sé consciente de que a veces las cosas no salen como esperamos, sentimos rabia, frustración, agresividad, etc. Por lo que debemos intentar gestionarlo lo mejor posible y pensando en las posibles soluciones para llegar al fin que pretendemos.
- Y fundamental... Intentar tener siempre pensamientos positivos y realistas, que no nos paralicen ni generen sentimientos negativos utilizando la inteligencia emocional que nos caracteriza a cada uno de nosotros.