Muchos de los objetos que nos rodean y que usamos a diario funcionan gracias a la programación. Conocer el idioma de las máquinas se ha convertido en una habilidad cada vez más necesaria en el mundo actual, casi tanto como hablar inglés. Eso ha hecho que la necesidad de aprender a programar llegue también a las aulas.

El pensamiento computacional hace referencia a aquellas «habilidades del pensamiento que no son propias de la programación, pero que se trabajan con la programación, como la resolución de problemas, la descomposición de un problema grande en otros más pequeños y su resolución de forma independiente para resolver un todo», explica Cristian Ruiz, profesor de TIC en el Colegio Juan de Lanuza de Zaragoza

Según este docente con amplia experiencia en pensamiento computacional, este está también relacionado con el pensamiento algorítmico, «que tiene que ver con ejecutar una serie de pasos en un determinado orden para resolver cualquier problema», desde poner en marcha un aparato a hacer un huevo frito. 

¿Por qué es importante el pensamiento computacional?

El concepto de pensamiento computacional es relativamente nuevo. Fue acuñado en 2006 por la ingeniera estadounidense Jeanette Wing y desde entonces ha evolucionado dando lugar a diversas definiciones. Hoy en día se ha vuelto importante por varios motivos. Por un lado, Ruiz indica que esta forma de razonar «ayuda a los alumnos a trabajar habilidades del pensamiento que no solo les van a ser útiles en otras asignaturas sino también en otros aspectos de su vida, enseñándoles desde pequeños a resolver un problema sea cual sea».

Pero además, la nueva ley de educación que comenzará a implantarse en los centros educativos a partir del curso que viene lleva por primera vez a las aulas el pensamiento computacional y plantea introducirlo desde Educación Infantil

En Aragón ya existen experiencias en centros educativos que trabajan la programación con su alumnado. MARCOS CEBRIAN

«En Infantil y Primaria, estos conceptos se trabajarán de manera transversal y a partir de Secundaria serán incluidos en asignaturas tecnológicas, aunque también se incluirán de forma transversal en Matemáticas o Biología, por ejemplo», explica Ruiz.

Ventajas de esta forma de pensar en educación

Lo que está claro es que enseñar a los jóvenes pensamiento computacional conlleva numerosas ventajas. En primer lugar, según el profesor, la de trabajar habilidades que les permitirán, cuando sean mayores, «afrontar y resolver problemas del mundo real aplicando un método científico».

Además, todo lo que tenga que ver con «crear con tus manos, programarlo y ver que funciona» tiene un componente de motivación muy importante en educación. También, añade, «estamos forjando a los ingenieros e ingenieras del futuro, que son una necesidad en la sociedad donde hacen falta más perfiles tecnológicos».

Aunque para el profesor de TIC, «no solo se trata de formar a futuros profesionales sino de entender el mundo que les rodea, donde todo está programado, no es magia». 

Hoy en día existen recursos y herramientas en red para enseñar a programar que no requieren una gran inversión. MARCOS CEBRIAN

«Puede que en el futuro no necesites la programación, pero seguro que trabajarás en un equipo de personas donde alguien puede que tenga que programar, y si entiendes este lenguaje, es más fácil que te puedas comunicar», concluye el docente.

De la robótica al 3D: ¿ cómo introducir el pensamiento computacional en las aulas?

La forma de introducir el pensamiento computacional en las aulas varía según la etapa educativa. Según Cristian Ruiz hoy en día existen recursos y herramientas en la red para aprender a programar que no requieren de grandes inversiones por parte de los centros , aunque sí de más formación del profesorado.

Una de estas herramientas es por ejemplo Scratch, plataforma ‘online’ de programación por bloques creada por el MIT, para la cual solo se necesita «un viejo ordenador con acceso a internet». Además de programar, otra manera de introducir el pensamiento computacional en las aulas es la robótica, «una forma de que lo que ya hemos aprendido a programar en la pantalla no se quede solo allí y cobre vida», apunta el docente. En este sentido, hay kits muy económicos como los de Arduino o Microbit para practicar la robótica en las aulas.

Otro camino para llevar el lenguaje digital a las aulas es la cultura 'maker', que «consiste en dar un espacio al alumnado que ya han aprendido a programar y sabe de robótica y diseño en 3D para que hagan lo que más les apetezca». Esta cultura ‘maker’ está presente también en otros ámbitos de la sociedad, donde «gente con distintos conocimientos se junta y aporta sus saberes para crear cosas». 

Celebración en Etopia del Arduino Day, evento dedicado a la programación, la robótica y la cultura 'maker'. ANGEL DE CASTRO

Enfoque de género y vocaciones STEM

Finalmente, otro aspecto importante a la hora de mostrar esta forma de pensar a los jóvenes es la perspectiva de género, ya que aunque muchas niñas demuestran ser «más brillantes, creativas y organizadas» a la hora de programar en Primaria, en Secundaria «pierden el interés por programar y se descuelgan de estas actividades», asegura Ruiz.

Por todo ello, el docente considera fundamental mostrarles «referentes femeninos», acercar a los centros educativos ejemplos de mujeres que se dedican al campo de la investigación y la ingeniería para que puedan despertar y mantener las vocaciones STEM entre las adolescentes.