Aunque me la han contado muchas veces y en diferentes lugares, cada vez me creo menos la historia que te voy a contar. Lo de no creérmela, no sé si es por lo increíble que es, por la intriga que produce o por los toques maravillosos que la hacen especial.

Igual al acabar de leerla, tal vez tú sí que te la creas al completo.

Elena provenía de una familia de la alta nobleza y desde pequeña había aprendido a luchar como una auténtica guerrera. Era oír la campana del principio de la guerra, y ella comenzaba a luchar hasta que se proclamaba ganadora.

Era una persona soñadora, ya que le encantaba perderse entre sus sueños, y cada vez que se cumplía uno, ya tenía cinco más en la cabeza esperando a que se cumpliesen. No solo era soñadora, sino que también le encantaba prestarse a los demás. Esto último lo hacía porque le encantaba estar rodeada de buenas personas intentando evitar la soledad. Aunque Elena era valiente por naturaleza, a lo que más temía era a la soledad.

Un día mientras cabalgaba por la ribera del río Pancrudo, cerca del pueblo donde ella vivía, comenzó a escuchar unos gritos ahogados en el bosque que se encontraba. Aunque ella se creía lo suficientemente capacitada y valiente para entrar a ese bosque, había una pega y era que debido a unos sucesos que habían pasado con anterioridad, se había prohibido la entrada a cualquier persona para evitar problemas porque todo aquel que se acercaba al centro del bosque, desaparecía para siempre sin opción de volver a salir de allí.

Pero ella seguía escuchando esos gritos de un hombre pidiendo ayuda y sentía que si no acudía, podría ser responsable de que alguien no regresase sano y salvo a su casa. Decidió entrar al bosque y allí no encontró a nadie así que rápidamente decidió regresar a casa y explicar lo sucedido, para que la guardia real fuese a inspeccionar el lugar.

Meses después, Elena no podía quitarse de la cabeza esos gritos de los cuales no había recibido noticias y por más que investigaba o se acercaba a la zona del suceso, no lograba obtener más información de la que ya sabía. Por ello decidió olvidarse ya por fin de lo ocurrido, pero el día de su coronación tras la muerte de su padre, como reina del castillo, comenzó a escuchar como si alguien le llamase susurrando, y junto a dos de sus mejores amigos decidió seguir aquel susurro. Sus amigos, aunque con anterioridad Elena les había contado la historia, no se creían que alguien le pudiese susurrar desde cualquier punto lejano. De hecho, la tomaban por tonta en ese momento.

A medida que el susurro se iba haciendo más sonoro, ellos iban acercándose aún más al camino que llevaba al interior del famoso bosque al que nadie se quería adentrar. Pero Elena tenía claro que ella sí o sí iba a entrar para lograr resolver el caso y que nadie más le volviese a tomar por tonta nunca. Así que se adentró en el bosque ella sola, ya que no la querían acompañar al centro del bosque.

Cuando llegó por fin al lugar de donde provenían los susurros, se encontró con lo que parecía una persona cubierta por completo con una especie de túnica con gorro que la cubría por completo, la cual seguía susurrando el nombre de Elena. Cuando ella por fin se bajó del caballo para desenmascarar a aquello que había traído tantos disgustos al pueblo, algo la cogió y por más que ella luchó y se resistió, la hizo desaparecer. En ese mismo momento esos sueños que Elena tenía, no los pudo cumplir.

Al parecer la quería a ella, aunque no se sabe por qué, no quería a otro.

Desde ese día aún no se ha vuelto a saber nada de Elena, ni tampoco nadie se ha atrevido a entrar para ver qué sucede, por miedo a las consecuencias.