Este domingo ha comenzado a disputarse en Qatar el Mundial de fútbol 2022, un evento deportivo que llega envuelto en una gran polémica. Por un lado, la cita ha paralizado todas las competiciones europeas para poder celebrarse en invierno por las altas temperaturas de este país en verano. Por otro, se calcula que 6.500 trabajadores inmigrantes han fallecido en la construcción de las infraestructuras y los estadios para la cita, una cifra nunca antes vista en otros mundiales o juegos olímpicos.

A las acusaciones de corrupción y explotación laboral que sobrevuelan el Mundial de Qatar, se suma también las de las violaciones de derechos humanos, especialmente de las personas LGTBIQ+, en un país donde la homosexualidad es considerada un delito con penas de hasta 10 años de cárcel. Los qatarís han aceptado que aficionados de este colectivo viajen al país para asistir a los partidos pero ya han señalado que «tendrán que adaptarse a las normas».

Todo ello ha llevado a equipos, futbolistas, personalidades y aficionados a llamar al boicot al mundial. Casos como el de las cantantes Dua Lipa o Shakira, que se han negado a actuar en la ceremonia inaugural, y el del streamer Ibai Llanos, que ha rechazado viajar a Qatar con la Selección española para elaborar contenidos sobre el torneo por una cuestión de principios, son un claro ejemplo de ello.  

Unos 6.500 trabajadores inmigrantes han muerto en la construcción de infraestructuras y estadios para el Mundial de Qatar 2022. EL PERIÓDICO

También selecciones importantes como Inglaterra, Francia o Alemania se han mostrado contrarias con la elección de Qatar como sede del Mundial y aunque han acudido a la cita, han anunciado que sus capitanes portarán un brazalate con los colores de la bandera LGTBI y el lema One Love como símbolo de protesta. En el caso de España, el seleccionador Luis Enrique se limitó a decir a la pregunta de los periodistas en una rueda de prensa que prefería no hablar del tema porque "el fútbol no es política".

La doble moral del mundo del fútbol

La decisión de la FIFA de llevar a cabo el Mundial en un país como Qatar contrasta con las continuas campañas a favor de los derechos de las personas LGTBIQ+ y contra el racismo que se llevan a cabo en el marco de las competiciones europeas, incluso con las sanciones impuestas a Rusia en el terreno deportivo por la invasión de Ucrania

El Mundial de fútbol de Rusia 2018 despertó numerosas críticas ante la deriva totalitaria del gobierno de Vladimir Putin y sus continuos ataques contra gays y lesbianas. Como sucede ahora, la Copa del Mundo se celebró según lo previsto.

El periodista deportivo Jorge Oto afirma que esta doble moral es habitual en el mundo del fútbol, donde todavía hoy es extraño que un futbolista se declare abiertamente homosexual. «Hay un miedo atroz a salir del armario, por el qué dirán, por los aficionados en los estadios, etc. Está muy extendida la idea de que el fútbol es cosa de hombres, y todavía hay mucho machismo».

Los capitanes de algunas selecciones como Alemania e Inglaterra llevarán la bandera arcoíris en sus brazaletes. EL PERIÓDICO

"Un deporte de ricos en un país de ricos"

Los ataques contra la igualdad de Qatar no han impedido que el Mundial transcurra con normalidad. Según explica Jorge Oto, Qatar es un país muy rico en gas lo que hace que pueda asumir los gastos que supone la organización de un evento de esta magnitud, seguido por millones de espectadores en todo el mundo. Desde su elección como sede en 2011, Qatar ha invertido 230.000 millones de euros en infraestructuras y estadios para el Mundial.

"El fútbol es un negocio que mueve mucho dinero y hay muy pocos negocios que generen esta riqueza. Es un deporte de ricos en un país de ricos", asegura el periodista en referencia al país anfitrión. Solo en España, el fútbol supone el 1,37% del PIB nacional y genera 185.000 empleos directos y unos ingresos de 15.688 millones de euros al año, una cifra que se ha duplicado en los últimos cuatro años, según un informe de LaLiga.

Por tanto, según Jorge Oto, no es de extrañar que cada vez veamos más este tipo de situaciones, ya no solo en el mundo del fútbol sino del deporte en general. Sin ir más lejos, en enero de 2023 la Supercopa de España volverá a celebrarse en Riad, Arabia Saudí, donde la homosexualidad está castigada con la pena de muerte.

LOS EFECTOS DEL MUNDIAL SOBRE EL CLIMA

Otra de las polémicas suscitadas por el Mundial de Qatar son sus efectos sobre el clima en un contexto de crisis climática actual. Siete nuevos estadios, una ciudad entera donde se celebrará la final, 100 nuevos hoteles y 16 complejos flotantes con 1.600 habitaciones. Es solo una parte de lo que este país de Oriente Medio ha construido para ser el anfitrión de la Copa del Mundo de Fútbol. Según las organizaciones ecologistas, el Mundial va a provocar un impacto climático bastante importante, ya que generará muchas emisiones de dióxido de carbono. Qatar es ya el primer emisor per cápita de este gas de efecto invernadero, pese a ser el país más pequeño en albergar la Copa del Mundo en toda su historia. Cada estadio va a necesitar 10.000 litros de agua al día en un país desértico que vive de la desalinización de agua de mar.