RINCÓN LITERARIO

La niña sin hogar

La niña sin hogar.

La niña sin hogar. / FREEPIK

Alba Callejo

El verano se volvió a asomar por el hilillo descubierto de mi ventana.

La luz brillante y cálida se reflejó en mis ojos haciéndome despertar súbitamente.

Subí la persiana.

La habitación se iluminó con inusual fulgor que incidió en mi corazón. 

Empezó a latir con fuerza.

La sangre fluía vivaz por mis venas provocando en mí jubilo.

Me sentí capaz.

Inmune al desastre habitual que me hundía en esa espiral de perfección imposible de alcanzar.

Cuanto más estiraba mi cuerpo para poseerla más se alejaba de mí. 

Hasta convertirse en un átomo imposible de percibir.

Aun así, seguía sintiendo su presencia intacta y el deseo de sentirla. 

Esa impotencia arañaba el colchón de la esperanza llevándome a las profundidades, mientras que mi sueño se volvía pesadilla

Y al cerrar los ojos apareció ella.

Esa niña perdida. 

Estaba muerta.

No lo podía aceptar.

La agité con terror.

Nada.

Hasta hoy.

Parece que se está despertando.

Quiere subir.

Volver al suelo.

Pero tiene vértigo.

No recuerda cómo es el exterior.

¿Qué extrañas criaturas se concentrarán en la superficie?

¿Y si se cae y no puede regresar?

Solo le quedaba intentar pertenecer al mundo de los vivos sin ser olvidada en el recorrido.

Logra escalar.

Siente el aire sacudiendo su cabello.

Los mechones de su pelo se enredan formando espirales.

Intenta avanzar.

Se le ha olvidado caminar.

Coloca un pie delante de otro.

Con dificultad.

Le cuesta tiempo.

Se le ve llegar.

Me encojo al recordar ese infinito de exigencias que seguro que en un futuro querré volver a rozar.

No me gusta el frío.

Que mis dedos se congelen y se cubran de escarcha hasta que el calor los vuelva a salvar.

Me siento feliz para afrontar los miedos que se están por formar.

Hasta que el invierno se vuelva a presentar.

Y la oscuridad me haga sentir en casa y nada me haga despertar.

Estaré durmiendo.

Perdida.

Como esa niña sin hogar.