APUNTES EMOCIONALES

El empleo en las generaciones X e Y, ¿falta de oportunidades o desajuste entre generaciones?

Los jóvenes de hoy están muy bien formados pero no son bien valorados por el mercado de trabajo, que les demanda experiencia

Las empresas deben dejar claro qué esperan de los jóvenes, a los que demandan nuevas habilidades.

Las empresas deben dejar claro qué esperan de los jóvenes, a los que demandan nuevas habilidades. / FREEPIK

Elena Domper Buil

Una de las grandes preocupaciones de la mayor parte de la población, y especialmente de los jóvenes, es su futuro laboral. El mercado laboral, las exigencias de este y el desarrollo profesional a partir de la formación académica es un tema de debate útil y enriquecedor que debería darse entre los estudiantes dentro del sistema educativo.

Nos resulta muy familiar la premisa de «estudia para tener un buen trabajo», «si te esfuerzas, llegarás donde quieras», sin embargo, el 48,7% de los jóvenes españoles tiene estudios superiores, de los cuales el 60,5% con estudios universitarios son mujeres, y muchos de ellos no cuentan con un trabajo que satisfaga sus expectativas laborales.

A pesar de ser generaciones muy formadas, los millennials (nacidos entre 1981 y 1995) y centennials (entre 1996 y 2005) siguen con dificultades para encontrar trabajo que se ajuste a sus intereses. El arranque de la vida laboral resulta complicado, las empresas cada vez más demandan tener años de experiencia para acceder a ciertos puestos de trabajo. Tras pasar la educación obligatoria, nos encontramos a jóvenes con títulos de grado, máster e incluso doctorado que a sus casi 30 años siguen encadenando contratos precarios, de prácticas o temporales, con sueldos indignos que no les permiten progresar en su vida laboral y personal.

¿Qué demandan los jóvenes a las empresas?

Esto lleva a preguntarnos, ¿se corresponden los estudios con las demandas del mercado laboral? ¿qué demandan los jóvenes a las empresas? La formación en competencias técnicas ha dejado de ser el eje central de los planes formativos, incluyendo en estos el desarrollo de competencias transversales (comunicación asertiva, toma de decisiones, trabajo en equipo, liderazgo, empatía, mentalidad de desarrollo, etc.). Las empresas demandan jóvenes técnicamente formados, pero también con alto desarrollo de competencias que permitan desenvolverse en el mercado laboral.

Los empleadores tienen que aprovechar proactivamente el talento y el potencial que estos trabajadores más jóvenes traen a la mesa. Tienen que entender el cambio generacional que se produce en el lugar de trabajo para ello, tienen que tratar de reclutar, motivar, comprometer y retener a los nuevos jóvenes trabajadores. A cambio, los jóvenes necesitan claridad, las empresas tienen que dejar claro qué se espera de ellos, tener unas expectativas compartidas entre empresa y trabajadores.

Un cambio generacional

La visión del trabajo desde un punto de vista transaccional es algo definitorio en estas generaciones, está claro que invertimos tiempo, habilidades y conocimientos, a cambio de unas condiciones dignas; no queremos conformarnos con «las cosas siempre se han hecho así», la seguridad y la estabilidad han dejado de ser demandas de las nuevas generaciones. La mayoría de jóvenes tenemos una gran capacidad de adaptabilidad a los cambios y de resiliencia para afrontar los retos que puedan sobrevenir y esto son fortalezas que se deben valorar.

El vertiginoso cambio de paradigma que estamos experimentando en la sociedad lleva a una errónea infantilización de los jóvenes y a una infravaloración de sus capacidades.  Simplemente hay otros intereses, otras demandas, y no subyace el conformismo con el que se han conformado generaciones anteriores ¡dejemos de demonizarlos! Estamos ante una generación «hiperformada» y, además, muy concienciada con los problemas sociales: cambio climático, despoblación, inflación, violencia de género… Los jóvenes tienen mucho que decir, mucho que aportar, pero, necesitan oportunidades. Ellos son los agentes del cambio, son los que están preparados y formados para las actuales demandas del mercado laboral. La sociedad tiene que depositar la confianza en los jóvenes, son nuestro futuro.