¿Sabes qué es la neurofelicidad? ¿Te gustaría saber qué relación hay entre tus hábitos, tu modo de pensar, sentir y la capacidad de ser feliz que tiene tu cerebro?
¡Pues sigue leyendo, te daremos claves que te ayuden a responder a estas preguntas!
La neurofelicidad estudia qué le ocurre a tu cerebro cuando eres feliz o infeliz. Se encarga de saber qué áreas cerebrales se activan, o con qué moléculas (neurotransmisores) se comunican las células del cerebro cuando somos felices o infelices. El objetivo de esta ciencia es enseñarnos que tenemos la capacidad de activar esas áreas cerebrales que nos hacen sentir bienestar y ayudarnos a establecer hábitos neurofelices. Para ello necesitamos saber varias cosas:
Tipos de felicidad
No todos tenemos la misma idea de cómo ser felices. Los estudiosos de la felicidad hablan de dos tipos: la felicidad hedonista y la eudaimonica. La primera es inmediata, es la que sentimos por ejemplo al comer un pastel de chocolate, hacer deporte o tomar el sol. La segunda es más elaborada y tiene que ver con objetivos a largo plazo, por ejemplo, el placer de hacer voluntariado y saber que con tus acciones contribuyes a un mundo mejor.
Un buen comienzo para establecer hábitos neurofelices es conocer de qué manera eres feliz y dedicar tiempo de calidad a estas actividades.
Cómo tener un cerebro feliz
Aprender a tener un cerebro feliz pasa también por entender que no siempre vamos a estar felices, y aunque esto parezca una contradicción, normalizar que la vida tiene momentos complicados o situaciones que no nos gustan, así como aprender a gestionar la frustración, saber gestionar las emociones que consideramos desagradables y tener estilos eficaces para afrontar problemas también nos ayuda a ser neurofelices.
Así que otra de las actividades para tener hábitos neurofelices es saber si necesitas crecer en habilidades como la gestión emocional, aprender a resolver conflictos o comunicarte de manera asertiva para tener relaciones respetuosas.
Actividades diarias y neurotransmisores
Una manera muy práctica de que aterrices todo esto, es que interiorices que dependiendo del tipo de actividad que hagas, tu cerebro va a comunicarse utilizando unos neurotransmisores u otros. Para que nos entiendas, es cómo si tu cerebro hablara un lenguaje u otro. Te ponemos varios ejemplos:
- Tu cerebro habla desde el bienestar con la serotonina, la segregas cuando duermes bien, gestionas el estrés, tienes relaciones significativas y te sientes una persona satisfecha y relajada.
- Del lenguaje de la motivación se encarga la dopamina, que aparece al hacer deporte, conseguir metas o tener sensaciones placenteras (cuidado porque también se segrega en las adicciones)
- Tu cerebro habla desde la tranquilidad con el GABA. Es el neurotransmisor de la calma, te ayuda a regular la ansiedad y se segrega cuando estás sosegado, meditas.
- Habla desde la activación con la adrenalina, pese a que tiene mala fama, la segregas cuando haces deporte y te ayuda a tener más fuerza, más capacidad pulmonar o cardiaca.
- El lenguaje de la curiosidad viene de la mano de la acetilcolina, que interviene en procesos de aprendizaje y memoria, y además te activa muscularmente.
- Habla desde la regulación gracias a la noradrenalina, regula la motivación, el sueño y el estado de ánimo.
Y después de leer esto, toca pasar a la acción y analizar si tus hábitos son o no neurofelices, es decir, ¿dedicas tiempo a hacer deporte, duermes las horas necesarias, tienes herramientas para gestionar el estrés y la ansiedad? ¡Ponte a ello, en tu mano esta elegir qué tipo de lenguaje quieres que utilicen tus neuronas!
* Enfermera y Máster en Neurofelicidad, técnica en Educación Infantil y formadora en Inteligencia Emocional, y química y comunicadora