El Periódico del Estudiante

Leyendas en el IES Miguel de Molinos

Relatos escritos por el alumnado de 1º de FP Básica Informática y de 3º de ESO

Huida en la segunda guerra mundial.

Huida en la segunda guerra mundial. / Freepik

Alumnado de 3º de ESO y 1º de FP Básica Informática

IES Miguel de Molinos

Abdullah, por Alejandro Sánchez García

Entre 1939 y 1945, durante la segunda guerra mundial, es cuando se desarrolla esta historia. 20 años antes de la guerra una familia africana decidió emigrar a Alemania. Cuando llegó la guerra, el hijo menor de la familia llamado Abdullah de tan solo 15 años se quedó solo, toda su familia había fallecido en la guerra incluso hermanos menores que él. Estuvo intentando sobrevivir bastante tiempo, pero sin sus hermanos y sus padres se le hacía muy difícil; todas las noches rezaba para que todo le fuera bien y pudiera sobrevivir. Un día decidió salir a buscar comida o a intentar robar algo para poder comer ya que no tenía dinero para poder comprar nada y pocas tiendas estaban abiertas para poder ir a por comida. Yendo a la tienda vio muchos cadáveres por el suelo, no había nadie por las calles, estaba muy asustado y ver cadáveres le aterrorizaba. 

Mientras caminaba escuchó varios disparos y explosiones de granadas y bombas; cada vez escuchaba los disparos más cerca, así que decidió correr rápidamente para que no le pasara nada. Mientras corría se cayó por un agujero que había en la calle. Resulta que al caer por ese agujero se golpeó la cabeza fuertemente contra una tubería. Abdullah quedó inconsciente durante un par de horas, al despertar se dio cuenta del golpe, se tocó la cabeza y vio toda la sangre que le chorreaba de la cabeza. Él no entendía cómo seguía vivo, estuvo varios días sin comer incluso sin beber agua, era inexplicable saber cómo podía seguir con vida.

Cuando la guerra acabó intentó suicidarse varias veces ya que aún recordaba a su familia y se sentía muy solo, se dio cuenta de que por muchas veces que se intentara quitar la vida no podía, se había vuelto inmortal, se dice aunque sigue vivo y cuenta su historia a la gente cercana.

La proclamación de la Independencia de Brasil, por Antonio Pinto

Estamos en 1822 y Brasil sufría con la esclavitud hecha por Portugal desde el siglo XVI. Muchas personas negras e indígenas fueron esclavizadas por Portugal que era una de las naciones más poderosas del mundo en esta época. Portugal tenía posesión de las armas y criaturas más poderosas de la época como dragones, el Minotauro, anillos mágicos, espadas poderosas y muchas otras cosas. Pero el día 7 de septiembre de 1822, Dom Pedro I, viendo toda la injusticia en las márgenes del río Ipiranga, proclamó la Independencia de Brasil con un grito histórico: ¡Independencia o Muerte! Empezó una batalla contra los portugueses por la independencia de Brasil.

La sombra del campo, por David Escribano

Vector era un joven que vivía en el campo con su padre. Vector desde muy pequeño había sido muy hábil con los cuchillos.

Vector paseaba por el campo con su cuchillo de una longitud que no llegaba a 20 centímetros buscando donde se podía esconder o por donde moverse para cazar algo de comer para su familia.

Mientras paseaba cerca del camino vio a un grupo de soldados almorzando, Vector se dejó ver desde lejos y fue caminando, al acercarse, Vector dijo de broma que sería el mejor asesino del mundo. Los soldados riendo a carcajadas le empezaron a insultar a él y a su familia. Vector, como si fuera una sombra movida por el viento, desapareció, y apareció detrás del soldado vacilón amenazado con su cuchillo en el cuello diciendo: "como vuelvas a nombrar a mi familia no volverás a ver a la tuya". De un momento a otro Vector con una densa niebla desapareció de detrás del soldado dejándole con un miedo que se veía detrás de las paredes.

Caída del Imperio romano.

Caída del Imperio romano. / Freepik

La caída del imperio por Los Grandiosos, por Saúl Fibla

Un día, Roma fue invadida por un grupo de soldados llamados Los Grandiosos. Les gustaba tanto el fútbol que un día fueron a derrotar al Imperio romano, porque se veían capaces para vencerlos, hubo una pelea tan intensa que se decidió quién ganaba por un partido de fútbol. A Los Grandiosos les gustaba tanto el fútbol, que se creían que sería muy fácil ganarles pero fue un partido muy intenso. Los Grandiosos lograron ganar el partido, en el campo más grande e importante de toda la época que era el estadio Caesaorugusto: ese estadio tenía todo lo que una persona se puede imaginar: una piscina, los sillones más cómodos que una persona se puede imaginar, etc. Y el Imperio romano fue derrotado por unas personas de las que todo el mundo se reía, pero cuando se enteraron de que ellos fueron los ganadores ellos pudieron entrar en el nuevo Imperio.

   

La leyenda del Barón rojo, por Juan Darío Villegas Gómez

Todo se remonta a la primera guerra mundial cuando los aviones tomaban el cielo. No llovía agua sino pólvora y proyectiles , en esos tiempos. Empezaba a correr un rumor de un tal Barón rojo. La gente le temía porque sabían que la habilidad de pilotaje y combate del Baron rojo eran demasiado buenas. Hasta que un día, una batalla hizo que el rumor del Baron rojo se desvaneciera; la gente tomaba vuelo como siempre hasta que la pólvora se empezó detonar balas de ida y de vuelta , uno de esos aviones desde tierra fue alcanzado , un avión rojo cuyo piloto era el mítico Barón rojo, empezó a caer en picado y a lo que se quiso dar cuenta ya era tarde. Estaba estrellado en un campo de cultivo en Francia. Ese día, Canadá se puso la medalla de haber derrocado a Manfred von Richthofen el temido y conocido Baron rojo.

La piedra mágica, por Nicolás Cuartero

 Cuenta la leyenda que un día nublado y lluvioso, en un pequeño pueblo llamado Canfranc, hubo una gran tormenta llena de rayos, truenos y relámpagos. Un señor llamado Miguel estuvo vagando por el bosque sin saber cómo salir de ese oscuro camino, mojado y con miedo a los rayos; cogió una piedra preciosa y se decidió a salir. Repentinamente, un rayo escandaloso le atravesó por completo. Al día siguiente, Miguel se despertó en el mismo bosque cansado y dolorido, al mirar su mano se dio cuenta que la piedra preciosa fue atravesada por el rayo, quedando con un graaaaan agujero. Desde ese día, cuenta la leyenda que la persona que encuentre esa piedra preciosa quedaría protegido por ella de por vida…

Carta de un soldado, 1ª guerra mundial, por Hugo Esapa Bita

Debieron de sentir pavor con solo escuchar los disparos externos. Tendrían que tener los pelos de punta. Temblaban sus articulaciones de tal manera que se les dificultaba sostener el arma. Realizar un cuerpo a tierra por tener una bomba a menos de 10 metros de la trinchera y ver ahí mismo el cuerpo disparado de tu camarada debió de haber sido traumático. Incluso me aterra pensar que aquel hombre fallecido podría ser tu padre, tu amigo, tu hermano o incluso tu hijo. Mirar arriba con la esperanza de ver un cielo azul radiante pero solo llevarte el desagradable disgusto de ver un cielo encapotado de gris mientras escuchas los gritos desgarradores de dolor de jóvenes que no tenían nada que ver con la guerra, que tenían toda la vida por delante, derramando su sangre por un presidente que ni siquiera conoce su nombre. Levantarte, armarte de valor, portar tu pistola y disparar sin piedad era lo último que te quedaba, sin estrategia, ya que el único plan era matar, matar a hombres, a un hombre que no merecía pena de muerte, a hombres a los que les esperaba su familia pero que por la avaricia de los poderosos era tu deber hacerlo.

Disparar, aun sin saber con total certeza si volverías a casa, si volverías a besar los labios de tu amada, si volverías a cargar a tu hijo o siquiera volver a abrazar a tu anciana madre. Porque solo bastaba una bala, un solo segundo era suficiente para acabar con tu vida. Dios, sé que me escuchas, lo sabes, no volveré a casa, pero cuida a mi familia como tú siempre lo haces. Lo único que sé es que cuando acabe todo esto me reuniré contigo en la eternidad y algún día tengo la certeza y la única esperanza de que a ellos también les vuelva a ver.

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