¿Tirar comida? No, gracias

El desperdicio alimentario es un problema para el planeta. Muchos ciudadanos ya utilizan aplicaciones para comprar productos que se tiran en buen estado y sin estar caducados y el Congreso ha aprobado una ley

Una persona tira un plato de comida a la basura.

Una persona tira un plato de comida a la basura. / E. P.

Eva García

Eva García

Llevarte la comida que te has dejado en el plato de un restaurante o, en casa, utilizar las sobras para una nueva receta. Son pequeños gestos que alivian la economía familiar y, además, evitan el denominado desperdicio alimentario que tiene graves consecuencias para el planeta porque tirar alimentos significa también malgastar toda la energía y el agua (tan escasa) que son necesarias para cultivarlos, recogerlos y transportarlos.

Según datos de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), los españoles desaprovechamos más de 1.200 kilos de comida al año, lo que supone que cada uno de nosotros tira más de 25 kilos. Ahí es nada. Para intentar evitar esta situación, el Congreso de los Diputados aprobó en diciembre una ley, que todavía está sujeta a cambios y que implica a toda la población. Esta incluye la obligación de todos los agentes a prevenir pérdidas; y además promocionará la donación y la redistribución de alimentos.

La sociedad, sobre todos los más jóvenes, ya ha comenzado a dar pasos para evitar tirar comida a la basura. Y también los establecimientos, tanto los pequeños como los grandes supermercados. Uno es poner precios más baratos a los productos que están a punto de caducar; y también existen aplicaciones que ponen en contacto a ciudadanos y tiendas para que se pueda adquirir a un precio menor productos frescos más feos o que hay que consumirlos en un breve espacio de tiempo. Eso sí, todos en buen estado.

Los datos son alarmantes: un tercio de la comida que se produce en el mundo se desperdicia, lo que supone pérdidas económicas, bajo compromiso social y deterioro medioambiental. Las tasas más altas de desperdicio, según datos de la Aesan, son entre el 40 y el 50% en el caso de las frutas y hortalizas; el 35% para el pescado, o el 30% para cereales; eso a nivel mundial; porque a nivel de la UE, el 70% del desperdicio alimentario surge del sector doméstico. 

Algunos establecimientos bajan los precios de los productos en buen estado pero 'feos'.

Algunos establecimientos bajan los precios de los productos en buen estado pero 'feos'. / E. P.

Nuevas tecnologías

Para evitar que esa comida llegue a la basura, han surgido en los últimos años aplicaciones que luchan contra el desperdicio alimentario. Una de ellas es Encantado de comerte, una iniciativa aragonesa para la que solo hay que descargar la app, ver los establecimientos de alrededor, elegir un lote y recogerlo. Y con descuento. Hay fruta, pasteles, pollo. Esta aplicación dio un paso más con Coometas, cuya misión es proporcionar a organizaciones sociales y oenegés una solución integral para gestionar las campañas de ayuda alimentaria y de primera necesidad destinadas a personas en situación de vulnerabilidad. 

Ya de ámbito nacional, también afincadas en Zaragoza, están Remolonas o Too good to go, entre otras muchas. Todas ellas ofrecen descuentos importantes, que al comprar, permiten aliviar el bolsillo familiar y además mejorar la calidad de vida de los habitantes del planeta. 

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