El Periódico del Estudiante

La tragedia de la mentira

Un niño solo en el bosque.

Un niño solo en el bosque. / Freepik

Yasmin Bidasca Lunca

2º de ESO del IES Cierzo

Érase una vez un chico que siempre solía mentir a sus amigos, diciéndoles mentiras como: “ayer me persiguió un señor hasta mi casa” o, “el otro día me persiguió un perro con rabia”.

Sus amigos, preocupados, siempre le creían pero hubo un día que el chico se inventó otra mentira y uno de sus amigos la descubrió. Con el tiempo los amigos solo se reían de sus historias.

Un dia el chico bajó al sótano de su casa a buscar unas baterías pero se percató de que había una estatua de payaso muy peculiar que él nunca había visto y rápidamente subió a su cuarto para llamar a sus amigos y contarles lo sucedido. Cómo no, los amigos, escépticos, se rieron de su historia. Pronto las luces de toda la casa se apagaron y el joven volvió a bajar al sótano a encenderlas, pero esta vez ya no se volvió a cruzar con la estatua de payaso: la estatua había desaparecido.

El niño, aterrorizado, subió las escaleras en un abrir y cerrar de ojos y llamó a sus amigos pidiéndoles ayuda. Sin embargo, ellos solo pensaban que todo era una de sus bromas. Al final la estatua resultó ser una persona disfrazada de payaso y el niño ya no fue encontrado, hasta tres días más tarde que lo hallaron en un estanque a 7,2 kilómetros de su casa. Vivo. El niño aprendió que la mentira no es una buena aliada en nuestra vida y no volvió a mentir.

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