EL ESTUDIANTE
Un colegio de Zaragoza 'deja' a sus alumnos sin redes sociales toda la semana: "He conectado conmigo mismo"
El Colegio Juan de Lanuza de Zaragoza lleva a cabo un experimento educativo pionero animando a los alumnos a no utilizar las redes sociales durante siete días

Los alumnos de 4º de la ESO del Colegio Juan de Lanuza estuvieron siete días sin redes sociales / Servicio especial

¿Pueden estar los jóvenes ocho horas sin un móvil? Los estudiantes aragoneses no tienen otra opción, con la última normativa del Gobierno de Aragón para limitar el uso de estos dispositivos, los centros educativos prohíben el manejo de los terminales durante las horas lectivas, los tiempos de recreo y las actividades extracurriculares.
Pero, ¿qué pasa cuando suena el timbre, los alumnos recogen y se van a casa? El tiempo de pantallas y redes sociales se dispara. De hecho, España es el país avanzado con más menores adictos a las redes sociales, dedican hasta cuatro horas diarias.
El Colegio Juan de Lanuza de Zaragoza ha querido dar un paso más y les ha propuesto a sus alumnos un experimento muy interesante: una semana entera sin móvil y sin redes sociales.
La intención, cuenta el profesor encargado del proyecto, Ricardo Aguado, era que los alumnos «guardaran los teléfonos durante siete días, pero no podíamos dejarlos incomunicados». La solución la encontraron en teléfonos móviles con teclas y sin conexión a Internet cedidos por la empresa Embou. El programa Más vida, menos redes busca promover un uso más consciente, responsable y saludable de la tecnología. Aguado explica que la idea surgió «tras ver cómo está la sociedad actualmente y el gran impacto de las redes sociales». A pesar de tratarse de un centro «muy tecnológico», el profesorado quiere separar lo educativo de lo recreativo. Para los alumnos ha sido toda una experiencia, nos cuentan, una iniciativa que les ha enseñado a «desconectar y vivir un poco más».

Los alumnos del Colegio Juan de Lanuza contaron con dispositivos cedidos por Embou / Servicio especial
«Mándame un sms»
Dar un toque o elegir un politono es algo que les queda un poco lejos a los alumnos de 4º de la ESO del Juan de Lanuza, pero estos jóvenes se han tenido que poner las pilas y aprender a usar móviles con teclas. Aguado recuerda bastante animado que «fue muy divertido» enseñarles a usarlos porque ellos «no sabían que para escribir la C tienes que pulsar tres veces en el número 2».
Comenta que aprendieron rápido, aunque al principio les costara, pero «también me costó a mí», reconoce. Algunos docentes también se sumaron a esta iniciativa y pasaron la semana sin smartphones, lo que hizo de este proyecto «todo un éxito» que quieren extender a otros cursos.
No disponer de las redes sociales teniendo 15-16 años puede hacer complicado pasar el rato libre, así animaron a los alumnos a realizar actividades que normalmente no harían. «Nos pareció divertido proponerles pequeñas misiones como llamar a un amigo, mandar un sms o realizar llamadas grupales», apunta Aguado. La «desconexión total» se propuso el tercer día, «ni móviles, ni nada». Para los alumnos, y para él, fue el día «más complicado», pero considera que los beneficios «son mucho mayores».
Además de riesgos como la ansiedad, la dificultad para el descanso y la concentración, el uso excesivo del móvil y el scrolling constante pueden provocar el deterioro de la materia gris. Aguado afirma que los resultados de este experimento «están siendo mejores de lo esperado», primero por la «buena acogida entre los alumnos» y luego porque «ha servido para darnos cuenta de todo lo que nos quitan las redes sociales». Según el docente, los alumnos están más concentrados y más descansados, «lo que mejora el rendimiento».

Los alumnos del Colegio Juan de Lanuza tuvieron que aprender a utilizar terminales con teclas y no táctiles / Servicio especial
Lección aprendida
«Las redes sociales solo sirven para perder el tiempo». Es una de las conclusiones a las que han llegado los alumnos participantes en Más vida, menos redes. Muchos de ellos coinciden en que «se puede vivir sin ellas», pero destacan alguna «más esencial», como Whatsapp. Con el tiempo libre recuperado han aprovechado para desarrollar su creatividad, pasar tiempo en familia o descubrir nuevos hobbies. Pero lo que más repiten estos jóvenes es que han conectado consigo mismos. Este experimento les ha ayudado a «parar y reflexionar», a poner en orden sus pensamientos y a «ser más conscientes de lo que hay alrededor». Las familias también han notado el cambio: varios padres y madres se han sumado a la iniciativa y han pasado más tiempo con sus hijos e hijas realizando actividades al aire libre.
Este proyecto piloto, desarrollado por los profesores Ricardo Aguado, Alba Tardío y Lise Baiget, ha demostrado que es posible desconectar para reconectar: con uno mismo, con los demás y con el entorno. En un contexto donde el uso del móvil es constante y muchas veces compulsivo, esta semana sin redes ha servido como punto de inflexión para el alumnado, equipo docente y las familias.
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