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Menos tiempo de pantalla en el aula: "La educación no avanza mirando hacia atrás"

El alumno del Colegio Juan de Lanuza de Zaragoza, Jacobo Subirá Jorge, reflexiona sobre la nueva norma del Gobierno de Aragón que regula el uso de pantallas en clase

Jóvenes utilizando móviles

Jóvenes utilizando móviles / E. D.

Jacobo Subirá Jorge

Colegio Juan de Lanuza

La competencia digital es un aspecto que, a día de hoy, muchos de nosotros damos por hecho, especialmente entre los más jóvenes. Sin embargo, a pesar de que las novedades informáticas se hayan introducido en nuestras vidas paulatinamente, el cambio resultante ha sido drástico e incluso vertiginoso en retrospectiva. Cada día que pasa se hace más difícil pensar cómo era la vida antes de esta revolución digital que ha modelado el mundo tal y como lo conocemos en tan solo un siglo. Precisamente por eso, es esencial infundir los conocimientos de responsabilidad tecnológica en las nuevas generaciones ahora más que nunca. No obstante, el Gobierno de Aragón pretende llevar a cabo una iniciativa que aboga por una educación mayoritariamente analógica desde las primeras etapas de la juventud, pretendiendo regular el tiempo de uso de tecnología digital en las jornadas lectivas.

No es de extrañar que esta orden ejecutiva no sea bien recibida por muchos centros, padres, profesores y alumnos de toda la comunidad autónoma, ya que supondría un desvío drástico del camino por el que procuramos educar a los jóvenes; el de la concienciación digital y la responsabilidad en línea. Si lo que pretendemos mediante el sistema educativo actual es formar futuras mentes, el uso tecnológico no es importante, sino prácticamente imprescindible para encontrar un lugar en el mundo laboral hoy en día.

También es clave a tempranas edades enseñar los valores de la “etiqueta”, es decir, la serie de normas o conductas que deben seguirse en línea, haciendo énfasis en el “cómo” en vez de en el “qué” cuando se trata de la utilización de herramientas tecnológicas.

Cabe recalcar que lanzar esta iniciativa causaría pérdidas de recursos y dinero considerables a todos aquellos centros que mediante su presupuesto ya han adquirido material tecnológico educativo para su alumnado. Un plazo de adaptación a la nueva ley de apenas un par de años parece no ser suficiente para los institutos y escuelas que ya han optado por un método de enseñanza digitalmente modernizado.

El fin de esta iniciativa es evitar el abuso y la adicción a las pantallas entre los más jóvenes. Sin embargo, esto implicaría asumir que los colegios son los únicos responsables de educar a los niños y niñas, dejando de lado el hecho de que los padres también tienen un rol esencial en este aspecto. El ambiente en el hogar es la mayor influencia para los más pequeños, y la negligencia de los padres en cuanto a no limitar el acceso a cualquier dispositivo electrónico es la mayor causa de abuso de las redes sociales en etapas más tardías. Los padres o tutores deben también tener la responsabilidad de concienciar a los hijos de los peligros en la red, y asimismo fomentar un uso responsable y regulado de ella, ya que son los modelos a seguir más próximos a ellos.

Implementar este método de enseñanza analógico es sinónimo de negar una revolución que ha y va a seguir cambiando el mundo social y laboral para las generaciones por venir. En conclusión, no solo esta nueva ley puede resultar obsoleta, sino también dañina y perjudicial para todos aquellos niños y niñas que, mediante la tecnología, nos pueden impulsar a un futuro de innovación y creación.

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