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EL ESTUDIANTE

Repercusiones negativas a la larga: la nueva ley que regula el uso de pantallas preocupa a una alumna del Juan de Lanuza de Zaragoza

Noah Navarro Sanz reflexiona sobre las ventajas y desventajas de limitar el tiempo de las pantallas en el aula

Tablets y portátiles causan mucho más impacto ambiental que los libros tradicionales

Tablets y portátiles causan mucho más impacto ambiental que los libros tradicionales / Agencias

Noah Navarro Sanz

Colegio Juan de Lanuza

¿Cuándo estabas en el colegio utilizabas ordenadores o tablets para trabajar? ¿O tenías asignaturas dedicadas al uso y la implementación de ellas en nuestro día a día? Probablemente no, y eso era lo normal hasta hace unos años, pero en una época en la que la tecnología es inevitable, ha empezado a tomar parte en los colegios e institutos de todo el mundo.

A raíz de la normalización del uso de pantalla, el mal uso y el uso en exceso de estas es muy común, son riesgos cotidianos a los que hacemos frente. Ante ello, una manera que ha encontrado el Gobierno de Aragón para solucionarlo es reducir el uso de las pantallas en los centros escolares.

Esta ley, que se implementará en el curso 26/27, ha abierto un debate sobre si debería implementarse o no y sobre si esto solucionaría o ayudaría a solucionar el problema, y me gustaría dar mi opinión sobre este tema como adolescente y alumna aragonesa.

A mí, personalmente, me parece contrastable con lo que se ha estado promoviendo en los últimos años: el uso de las tecnologías para modernizar el sistema educativo, en el cual el uso de ordenadores y herramientas digitales se ha vuelto recurrente.

A su vez, entiendo cómo aparece esta propuesta para tratar de atajar el problema mencionado, pero considero que esta iniciativa no tendrá el impacto deseado. La mayoría de nosotros utiliza pantallas y es posible que resulte en un exceso, pero no ocurre por las horas lectivas con pantallas, sino en el ámbito doméstico. Esto se debe a que los dispositivos en los colegios suelen tener instaladas aplicaciones que restringen páginas o aplicaciones que no tengan ninguna aplicación escolar; esto hace que no generen una fuente de entretenimiento, sin embargo, los dispositivos personales de los alumnos sí que son una fuente de entretenimiento y ello puede conllevar unas riesgos reales.

Por todo lo mencionado anteriormente, he llegado a la conclusión de que, aunque esta ley lograría reducir el uso de pantallas en la vida de los estudiantes de todas las edades, el verdadero problema se encuentra en el ámbito personal de los alumnos. ¿Limitarán el tiempo de uso en casa? Es donde más lo utilizamos.

Por estos argumentos pienso que, aunque esta ley es una solución inmediata para reducir el uso de pantallas en niños y adolescentes, cierto, a la larga puede tener repercusiones negativas. El verdadero problema no es el uso de pantallas en clase, sino cómo utilizamos estas pantallas en casa y, en general, en nuestra vida. No debemos poner límites a una enseñanza ética y en consonancia con el futuro que nos espera.

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