Buscaban lo mejor para sus hijos y eligieron el Lycée Français Molière. Ya en el meridiano del curso se alegran de haber tomado aquella decisión al ver cada día a sus hijos e hijas ir contentos al colegio. Son Laura, Miguel, Asun, Isaías, Milena y Pablo, madres y padres para los que el bienestar de sus pequeños es lo primero, y que creen firmemente que en este colegio han encontrado algo único: multilingüismo temprano y un personal atento, cariñoso y profesional.

Asun lo tuvo claro desde que Diana era bebé, así que con solo dos años ya ha comenzado el Molière: «Es el único colegio con un sistema internacional en Zaragoza, algo fundamental para nosotros». Para su pareja, Isaías, «es una oportunidad tener un colegio que permita ser bilingüe totalmente y, además, que introduzca tres lenguas desde los tres años. Ese es el elemento diferenciador con respecto a otros colegios».

Isaías reconoce que la niña se ha adaptado muy bien. «Teníamos miedo al tener solo dos años, pero esta aula está perfectamente preparada y, además, añade un sistema educativo, un programa y una continuidad. Es un colegio dinámico, se va adaptando a las necesidades del mercado y sé que ella podrá encontrar aquí lo que necesita para su futuro. Quiero que sea una persona crítica, que se cuestione las cosas, y que pueda manejarse en tres idiomas sin ningún problema, gracias a la proyección internacional de este colegio», asegura Asun.

Profesora y asistente

Están de acuerdo Laura y Miguel, que se fijaron en el Molière para sus dos hijas por «el hecho de tener tres idiomas desde los tres años y la metodología de estudios, aprender jugando…», destaca Laura. En el caso de Lucía, la más pequeña, tuvieron dudas a la hora de matricularla en el aula de dos años: «Vinimos a visitar este espacio y nos encantó», añade Laura.

Se confiesan sorprendidos al ver que Lucía ya habla y entiende el francés, canta y juega en esta lengua. «Con esta edad su capacidad para aprender cualquier cosa es tal que hay que aprovecharla con los idiomas también», suscribe Miguel. Y si algo subrayan es la presencia de dos personas en el aula: profesora y asistente, una ventaja añadida que, según estos padres, consigue una atención plena sobre los niños, y una evolución más rápida en sus aprendizajes.

Pensando en el futuro, Laura cree que la autonomía, el pensamiento crítico y los idiomas que aprenderá en el Molière serán una base para el futuro de sus hijas.

Defensores de los idiomas, Milena y Pablo, querían que su hijo Iván comenzara la inmersión en francés lo antes posible. «Me daba vértigo llevar a un niño de dos años a un cole grande. Pero una vez dentro, lo sentimos mejor adaptado aquí».

Ellos fueron una de las familias que asistieron a las puertas abiertas hace dos años. «Nos encantó y nos decidimos ese mismo día», recuerda Pablo. «Creemos que la introducción de idiomas tal y como se hace en este colegio supone una apertura mental desde pequeños, que luego deriva en otras filosofías del colegio: autonomía, espíritu crítico… y que se corresponden con la educación que seguimos en casa», apunta Milena. «¿Por qué empezar a los tres años, pudiendo empezar a los dos?», añade convencida de su decisión. M