"Q uitaremos la palabra emigrante de nuestra asociación cuando consideremos que disfrutamos realmente de los mismos derechos que el resto de los europeos". Slaveyka Pavlova Gencheva, presidenta de la Asociación de Inmigrantes Búlgaros en Aragón 'BG', (AIBA), resume el sentir de un pueblo, miembro de la Unión Europea desde 2007 con satisfacción y esperanza a partes iguales, que, pese a ello, ha sufrido restricciones en el mercado laboral europeo hasta el pasado 31 de diciembre.

Más de 150.000 búlgaros han buscado una salida a su crisis en España, país que acoge la colonia eslava más numerosa de toda la Unión, por delante de la que reside en Alemania (101.337) y en Italia (55.378), según datos europeos de 2012. En Aragón, el búlgaro se ha convertido en el segundo pueblo europeo más numeroso (unos 3.000) después de los rumanos. "Aquí nos sentimos como en casa, estamos perfectamente integrados. Existe la creencia de que si vienes de fuera, vas a tener muchas más dificultades y realmente son tiempos complicados, pero lo son para todos. Estamos bien aquí. En Aragón no te sientes extraño", reconoce Pavlova. En Fraga, Ejea, Tauste y Borja... otros grupos de ciudadanos búlgaros se han ido agrupando alrededor del tejido industrial de estas poblaciones y también han querido crear foros en los que apoyarse y compartir inquietudes culturales, como la Asociación Colectivo Búlgaro Rodina en Fraga y la Asociación de personas Búlgaras Kan Asparuj en Tauste). En Zaragoza, AIBA impulsa varios proyectos como el de Aragón y los búlgaros, que pretende plasmar las raíces de su pueblo pero también dejar constancia de la integración en la sociedad zaragozana. También trabajan en Intégrate, que orienta y forma a compatriotas antes de que hagan cursos de formación del ayuntamiento.

Como ellos, miles de búlgaros aprovecharon la caída del régimen comunista de Todor Jivkov en 1989 para labrarse un futuro mejor lejos de la pobreza y el desempleo. Veinticinco años después, Bulgaria ha progresado, pero sigue siendo uno de los países más pobres de la Unión. 2013 fue un año convulso en el que se sucedieron las protestas de la población contra la clase dirigente a la que acusa de estar corrupta. Por eso, pese a las voces europeas que han reclamado más restricciones en el mercado laboral para búlgaros y rumanos, Bulgaria mira con esperanza a Europa: "Creo que sí hay futuro. Tenemos que luchar codo con codo. Lo hemos hecho en época de bonanza y ahora aquí estamos resistiendo. Pero estaría bien que ese esfuerzo sirviera para reducir la desigualdad que existe entre el norte y el sur. Todos somos europeos", recalca la presidenta de la asociación. Para organizar las elecciones del próximo día 25 han recibido la ayuda del ayuntamiento de Zaragoza (su sección estará en el centro cívico Sánchez Punter).