El PP afronta la campaña del 24-M como quien juega a esas máquinas recreativas en las que van saliendo topos de un agujero y hay que darles con un martillo de goma para que vuelvan a bajar. Un topo: los recortes. Otro topo: la corrupción. Otro topo: Ciudadanos. Otro topo: Podemos y el resurgir del PSOE (CIS mediante). Otro topo: el pulso soberanista catalán. El mazo: la recuperación económica contra las "ocurrencias" de otras propuestas, incluida la independentista. Con el camino fijado para salir de la crisis atizó ayer Mariano Rajoy a sus rivales en un mitin en el pabellón del Serrallo de Tarragona ante unas 800 personas entregadas, ondeando banderas españolas y del partido.

Arropado por los ministros José Manuel Soria y Jorge Fernández Díaz, por el eurocomisario de Energía, Miguel Arias Cañete, por la líder del PPC, Alicia Sánchez-Camacho, y por el alcaldable Alejandro Fernández, el presidente del Gobierno llegó con el ánimo hinchado por la mayoría absoluta contra pronóstico de David Cameron en el Reino Unido. "Sacaremos mejor resultado del que dan las encuestas. Incluso habrá sorpresas mayores en los municipios donde no se presenta Ciudadanos", vaticinaba un dirigente popular.

También Camacho arremetió contra los "listos" de los sondeos. Lo hizo antes de espetar que "la independencia ya no es ningún estímulo para nadie" gracias a la "firmeza" de su partido y no del de Albert Rivera, al que le dedicó una pulla tras otra al tiempo que le servía en bandeja a Rajoy el arsenal económico, hablando de la bajada del paro y de la agenda reformista impulsada por su Ejecutivo.

"Ahora ya nadie habla de la prima de riesgo, del rescate, del déficit", le secundó el mandatario conservador, que auguró una "historia de éxito" para España gracias a las medidas impulsadas por su Gobierno. Algo dijo también sobre el reto independentista al avisar de que no permitirá que se juegue con la Constitución, pero sobre todo usó ese discurso de fin de crisis para cargar contra el PSOE ("nos dejaron lo de siempre: deudas, ruina, paro y recesión") y contra Ciudadanos y Podemos, especialmente contra Rivera.

Según Rajoy, el "cambio" que necesitaba España se produjo en el 2011 cuando él empezó a gobernar y ahora se empiezan a ver los frutos. Sin embargo, los "adanes" de otras fuerzas quieren "dar lecciones ahora" cuando hace cuatro años "ninguno de ellos" proponía medidas.