Salir de los eslóganes, de la banda sonora de la campaña electoral y el impacto de los argumentarios y las banderolas y aterrizar en un lugar de debate, de reflexiones sobre un asunto que realmente puede marcar el futuro del país. Ayer se presentó el libro El fracasado éxito del Estado autonómico. Una historia española, del escritor y Letrado de las Cortes de Aragón, José Tudela Navarra. Con varias alternativas sobre la mesa: refundar la Constitución para lograr reconstruir un clima de convivencia en el que "se reconozcan" todos los españoles y negociar en la cesión de competencias. Todo un reto el de la reforma del modelo territorial en España y que, en Aragón, apenas está teniendo espacio en la campaña a las generales del próximo domingo.

"¿Qué hemos hecho mal para que en apenas diez años lo que se consideraba un éxito (el Estado autonómico) ahora sea un fracaso prácticamente objetivo?", se preguntaba Tudela, en la presentación del libro en el que reflexiona sobre el posible encaje territorial que responda a las necesidades actuales. Y es que la alternativa, dijo, "no puede ser seguir con la frivolidad de no hacer nada". Para el letrado de las Cortes aragonesas, para que el proyecto de España "tenga futuro, la mayoría de los ciudadanos catalanes se debe reconocer". Y su alternativa no pasa ni por convocar un referéndum ni por ofrecer más concesiones económicas. O no solo eso.

La tercera vía que propone Tudela tiene que ver con "plantear el reconocimiento de que España es una nación de naciones, y que se pueda hacer explícito, a nivel cultural, que Cataluña es una nación". Reconociendo la importancia de los símbolos para cualquier nacionalismo, Tudela apostaría también por dar un peso importante a la lengua en Cataluña, y entregarles todas las competencias en esta materia. Por otro lado, descarta otorgar el reconocimiento como nación en el plano político, ya que "conllevaría el reconocimiento de la soberanía catalana". Y, en cualquier caso, rechaza que el reconocimiento de determinadas singularidades deban implicar "privilegios" a nivel económico.

El encaje es complicado, y Tudela alerta del riesgo de la expresión "tramposa" del "derecho a decidir" que puso en circulación Podemos y que está rentabilizando ampliamente a nivel electoral. "El derecho a decidir lo tenemos todos, es innato a la soberanía, y lo ejercemos cuando elegimos a nuestros representantes", afirmó. En la práctica, sostuvo, lo que Unidos Podemos dice al hablar del derecho a decidir es "el derecho a la autodeterminación", y recordó que un derecho "no puede definirse en abstracto: hay que concretar cuáles son los sujetos de ese derecho y sus condiciones".

Bajo la máxima democrática de que "una minoría hoy puede ser la mayoría de mañana", afirmó que el derecho a la secesión no podría regularse porque funcionaría como un "elemento de audodestrucción" y afirmó que "las consecuencias del ejercicio del derecho a decidir podrían romper la hucha de las pensiones".

La alternativa, en todo caso, debería ser una reforma constitucional que sea votada por todos.