La acción humanitaria tiene como principal objetivo el de salvar vidas. Pero también se ocupa de aliviar el sufrimiento, de mantener la dignidad humana en crisis naturales o en aquellas provocadas por la mano del hombre, así como de prevenirlas de cara al futuro. La acción humanitaria requiere de respuestas eficaces, eficientes, transparentes, basadas en las necesidades de los destinatarios y en la responsabilidad ante los mismos.

Pero no toda acción humanitaria responde siempre a las necesidades reales de sus beneficiarios, o lo hace de una manera deficiente. Vivimos en un escenario mundial complejo en el que la acción humanitaria de la comunidad internacional ha ido incrementándose a fin de dar respuesta a las necesidades de millones de personas. También la cooperación descentralizada española, la que ponen en marcha comunidades autónomas y entidades locales, muestra una tendencia continuada al alza en la acción humanitaria y sus fondos se canalizan fundamentalmente a través de la concesión de subvenciones a organizaciones no gubernamentales (oenegés).

"En los últimos, con el crecimiento de los fondos destinados a este fin, ha habido una discusión sobre cuáles eran los fondos verdaderamente humanitarios y cuáles tenían en verdad otro fin pero que en realidad no cumplían los valores de la acción humanitaria", afirma Francisco Rey, miembro fundador y codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH).

"Esto hizo que los países donantes se plantearan una iniciativa", añade Rey, "denominada la Buena Donación Humanitaria, que establece 23 puntos orientativos". Hoy, 24 de los principales países donantes de ayuda internacional forman ya parte de esta iniciativa, por lo que puede considerarse representativa del movimiento global por una acción humanitaria de mayor calidad.

Tales hechos hacen que sea necesario abordar la acción humanitaria en toda su complejidad, así como reflexionar sobre la necesidad de una buena gestión y, especialmente, sobre la coordinación entre los dictintos actores que a nivel regional, nacional e internacional. Por todo ello, la Consejería de Servicios Sociales y Familia del Gobierno de Aragón, y la de Presidencia y Acción Social del Ayuntamiento de Zaragoza, de las que depende la cooperación al desarrollo generada por las dos instituciones, convocaron a primeros de este mes las Jornadas Aragonesas de Acción Humanitaria.

Estas jorndas, que contaron con la coordinación de la Federación Aragonesa de Solidaridad (FAS), sirvieron como foro de encuentro y reflexión para los cargos públicos y técnicos de las administraciones local y autonómica aragonesas con técnicos y voluntariado de las oenegés.

Francisco Rey, que participó en este encuentro con una conferencia sobre la iniciativa internacional de la Buena Donación Humanitaria y su aplicación en la cooperación descentralizada, opina que los actores humanitarios españoles "todavía" no tienen un buen conocimiento de la misma. "La Agencia Agencia española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) se suma a la Buena Donación Humanitaria en 2004, y ha ido tratando de incorporar los diferentes puntos, aunque a veces hemos criticado que alguno de ellos no los ha cumplido". Sin embargo, "la cooperación descentralizada se ha ido incorporando más tarde y precisamente, las jornadas que hubo en Zaragoza fueron para incorporarla a esta iniciativa".

Carmen Dueso, consejera de Acción Social y Servicios Públicos del Ayuntamiento de Zaragoza, señaló en la inauguración de las jornadas que este encuentro suponía "un punto de llegada de un recorrido que se ha venido madurando desde hace seis años, con la colaboración tanto de las instituciones públicas aragonesas como de las oenegés".

Dueso recordó que el ayuntamiento, "desde el comienzo" del Programa Municipal de Cooperación al Desarrollo, en 1991, "ha estado siempre atento a las situaciones de dificultad y emergencia humanitaria". Por eso señaló que el trabajo desarrollado a lo largo de casi dos décadas "ha permitido acumular una rica experiencia no solo en la organización de respuestas de impacto rápido ante las diversas situaciones de emergencia, sino también en el conocimiento de acción humanitaria y en el diálogo con la sociedad civil".

Por su parte, Pilar Alcober, que como concejala delegada de Acción Social y Juventud del Ayuntamiento de Zaragoza clausuró el encuentro, destacó que las conclusiones que han producido estas jornadas "nos están mostrando el camino a seguir para sumar esfuerzos entre todos los actores de la cooperación aragonesa en pro de una mejor calidad de la ayuda, de una más eficiente coordinación entre actores, tanto sobre el terreno como en cada una de las actuaciones de impacto rápido a las que tiene que atender la acción humanitaria".

Y aunque Alcober se mostró "consciente de que los momentos actuales no son muy favorables", debido a los recortes, aseguró que "la voluntad del ayuntamiento es dar continuidad a sus compromisos" y contribuir "a que la erradicación de la pobreza sea una realidad".