CRISTINA MONGE LASIERRA : El cambio social busca inversores
Pasaron los tiempos en los que se creía que las empresas eran máquinas de hacer dinero para sus propietarios o accionistas al margen de lo que pasara alrededor. Hoy sabemos que las empresas necesitan de entornos regulatorios estables, de sociedades desarrolladas y de una multitud de elementos que configuran un ecosistema favorable creado entre lo público y lo privado. Sabemos más: sabemos que, como en todo ecosistema, las acciones de uno de sus elementos repercuten sobre el resto de forma ineludible y, por lo tanto, el modelo de empresa imperante va a determinar sin lugar a dudas, el modelo de sociedad, y viceversa.
Ante esta dependencia están surgiendo en el mundo movimientos que buscan invertir los términos y fomentar el tipo de empresas que se necesitan para la transformación social. La economía social lleva ya décadas pensando, escribiendo y practicando este nuevo modelo de empresa donde lo diferencial está tanto hacia fuera --su misión, su repercusión social--, como hacia dentro --decisiones democráticas, ratios acotados de diferencias salariales, etc.--.
Una de estas iniciativas, que se presenta hoy a las 13.15 horas en Ecodes (plaza San Bruno, 9), es la Bolsa social, primera plataforma autorizada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores para "impulsar la financiación de empresas con potencial de crecimiento que produzcan un impacto positivo en la sociedad y el medioambiente y promover las finanzas éticas". Para ello, se han constituido como una plataforma de crowdimpacting de impacto social, donde se promueven inversiones que encierren un ganar - ganar - ganar: los inversores, las empresas y la sociedad.
La Bolsa Social selecciona cuidadosamente los mejores proyectos exigiendo, al menos, para poder ser financiados, que sean iniciativas de impacto social o medioambiental positivo acreditable, con sostenibilidad económica y potencial de crecimiento, que dispongan de un modelo de negocio probado, cuyos impulsores demuestren un compromiso personal con el proyecto... Una vez seleccionados, los proyectos pasan a formar parte de la plataforma, en la que se podrá invertir a partir de 1.000 euros y nunca más de 10.000. Conseguidos estos fondos, las iniciativas financiadas se comprometen a su vez a tomar una serie de medidas de información y transparencia sobre la marcha del proyecto, de forma que los inversores conozcan las cuestiones esenciales del desarrollo de la empresa. Iniciativas de empleo para personas con discapacidad, de proyectos de innovación social o de desarrollo de bioagricultura son algunas de las empresas que han conseguido inversores en la Bolsa Social, oscilando entre los 100.000 y los 250.000 euros.
En definitiva, se trata de potenciar la idea de empresa como generador de valor social, capaz de solventar los problemas actuales y transformar la sociedad, así como de recuperar el espíritu de la inversión como instrumento de apoyo de la economía real.
- Estrelicia Izquierdo Lobo (Federación Aragonesa de Solidaridad): “Es Vox quien ha hecho de la cooperación algo ideológico”
- Esclavos del siglo XXI
- Pilar Monzón, mediadora y secretaria de la Asociación ¿Hablamos?: «Con un servicio de mediación, muchos no llegarían a los tribunales»
- Begoña Garrido, presidenta de Acción Solidaria Aragonesa: «40 años después, el norte sigue viviendo de explotar al sur»
- Mamb Atjaba, mediadora intercultural de Médicos del Mundo Aragón: “Aragón es pionero en la lucha contra la mutilación genital femenina”
- Se acabó el permanecer callados
- Solidaridad internacionalista
- Clara Urbano, investigadora del EAPN-ES: “Con los datos oficiales de pobreza, solo vemos la punta del iceberg”