CaixaBank se ha propuesto molivizar nada menos que a 10.000 de sus empleados en toda España a lo largo de esta semana, sacarlos de sus oficinas y ofrecerles la posibilidad de realizar labores de voluntariado. Tras el éxito de la primera edición, la entidad financiera ha vuelto a lanzar este año su Semana Social, en la que invita a sus trabajadores a que participen en esta iniciativa solidaria y que puedan conocer, de primera mano, el trabajo que realizan las entidades locales vinculadas a la obra social la Caixa.

«Me parece muy importante que, a través de estas actividades, los empleados podamos concienciarnos de todo el trabajo que desarrolla la obra social a nivel local. Es una banca solidaria y responsable y, viviéndolo de primera mano, es más fácil que podamos transmitir estos valores que tiene nuestra entidad. Sobre todo a nuestros clientes, ya que todo esto se puede hacer gracias a su dinero», sostiene Rosa Capablo, responsable de calidad de la dirección territorial de CaixaBank en Aragon y La Rioja.

Para Francisco Javier García, director de la oficina de CaixaBank del zaragozano barrio de San José (en la calle Miguel Servet), lo más importante de participar en esta Semana Social también es que «luego nos resulta mucho más fácil transmitir a nuestros clientes la labor de las entidades con las que se colabora. Al fin y al cabo, suyos son los más de 500 millones de euros que la obra social la Caixa destina cada año a labores sociales», afirma.

La Semana Social se está celebrando entre los días 7 y 15 de abril en toda España. Durante estas nueve jornadas, uno de cada cuatro empleados de CaixaBank, la Fundación Bancaria la Caixa, CriteriaCaixa y filiales acabarán participando, de forma voluntaria, en algunas de las 3.500 actividades que unas 1.500 entidades sociales locales han puesto a su disposición en todas las provincias.

En Aragón los empleados que se hayan adherido a esta iniciativa solidaria podrán participar en alguna de las 93 actividades propuestas por 27 entidades sociales locales. EL PERIÓDICO fue testigo este lunes de dos esas actividades. Un grupo de empleados acudió a YMCA para ayudar en sus clases de refuerzo escolar. Y otro equipo optó por pasar una tarde de ocio con personas mayores en una residencia.

El presidente de CaixaBank, Jordi Gual, explica que «nuestra entidad es heredera de la tradición centenaria de la Caixa y, por ello, somos un banco con vocación social que tiene como valores intrínsecos la calidad, la confianza y el compromiso con el desarrollo socioeconómico de las personas y el territorio donde está presente». Gual explica que «parte del dividendo que recibe nuestro accionista de referencia, la Fundación Bancaria la Caixa, por nuestra actividad financiera, se canaliza a través de la red de oficinas de CaixaBank para cubrir necesidades sociales locales. Gracias a su proximidad y capilaridad, las oficinas pueden detectar estas necesidades e identificar organizaciones y programas con los que colaborar».

Por ello, la obra social la Caixa distribuye a través de las oficinas de CaixaBank una partida económica que, en el 2017, fue de 44,4 millones de euros que sirvieron para impulsar más de 12.000 proyectos locales. De esta cantidad, un 39% se destinó a la lucha contra la pobreza (familias, infancia, ancianos) y un 30% a los ámbitos de la salud, la discapacidad y la adicción. En total, la obra social la Caixa destinó 510 millones de euros para desarrollar todos sus programas en el 2017.

Para muchos de los empleados de la entidad financiera, son estos valores del banco los que les ayudan a encarar con buen ánimo su labor del día a día. «Es un orgullo que la empresa en la que trabajas, en este caso CaixaBank, tenga la vocación social que tiene. Ver que tu trabajo diario acaba repercutiendo en otras personas es un motivo de satisfacción», concluye Francisco Javier García.