«Subir el salario mínimo no es un problema, es una necesidad»

«Subir el salario mínimo no es un problema, es una necesidad»
M. G. C.
-En la memoria de Cáritas Aragón del año 2017 se refleja la mejoría de los últimos años, con el descenso del número de personas atendidas.
-La bajada en el número de personas atendidas es de casi un 14% en solo un año, pasando de de 29.627 atendidas en el 2016 a 25.512 en el 2017. Y la tendencia sigue siendo a la baja, pero hay que ver de qué cifras partíamos. En el año 2011, en lo peor de la crisis, atendimos a 20.773 personas, y el año pasado todavía fueron 5.000 personas más. Aunque también es cierto que la caída en el número de atenciones ha sido sustancial desde el 2014, en el que batimos todos nuestros récords con 37.498 personas atendidas. Pero hay que poner esas cifras en cuarentena.
-¿Porque estamos lejos de los niveles previos a la crisis?
-Y no solo por eso. La recuperación económica se refleja en la bajada del número de atenciones. Pero esa salida de la crisis no está llegando a todo el mundo. De hecho, mucha gente que antes de la crisis ya vivía en la pobreza, la llamada pobreza estructural, cuya admisión como algo natural no nos parece ética en Cáritas, sigue anclada en esa situación. Las cifras resultan frías, pero detrás de cada una hay personas y familias que tienen que afrontar en su día a día situaciones de mucha gravedad.
-Situaciones que, al parecer, se vuelven crónicas.
-Es verdad que baja el número de atenciones pero también lo es que las personas que acuden a Cáritas presentan un mayor grado de deterioro y que sus situaciones se prolongan más en el tiempo. Si en los primeros años de la crisis hubo un incremento bestial de la gente que venía a nuestros servicios, lo que ahora se constata es que las situaciones de vulnerabilidad se vuelven crónicas. Un 70% de las familias que hemos atendido este año ya acudían a nosotros en años anteriores. Pero no hay que desdeñar el 30% de familias nuevas, lo que significa que sigue habiendo gente que en cualquier momento puede verse en una situación de necesidad.
-¿Cómo se adapta Cáritas Aragón a estos cambios?
-Nosotros dividimos nuestro trabajo entre la acogida y la atención directa, que es la esencia de Cáritas, y todos nuestros proyectos y servicios especializados: mujeres, empleo… Seguimos con las atenciones de primera necesidad a las personas que se van acercando a nosotros, porque es algo básico y fundamental, y después se ha reforzado mucho todo lo relacionado con la prevención de la exclusión y la promoción de la persona, especialmente a través de nuestros programas de empleo. De hecho, aunque ha bajado el número de personas atendidas, hemos aumentado nuestro presupuesto en casi un millón de euros, principalmente, por el refuerzo de estos programas de empleo.
-¿Cuál es la causa de que las personas atendidas estén en peor situación?
-Aunque pueda parecer una afirmación un tanto general, la principal causa es el sistema económico en el que vivimos, tan centrado en el beneficio económico, que lo que hace es expulsar a la gente. Lejos de la cultura y la ética de la hospitalidad que debería tener nuestra sociedad, estamos llegando a una tendencia de exclusión y de invisibilización de las personas que peor lo están pasando. Un ejemplo de esto es que mucha gente de este país quiere a los inmigrantes cuando hacen falta para trabajar pero cuando ya no le sirven quiere que se vayan. Al final es una cultura de la indiferencia que nos lleva a la práctica de la expulsión. Este sistema económico no ha funcionado.
-¿Propone Cáritas alguna alternativa al sistema capitalista financiero?
-No sé cuál sería su sustitutivo. Pero sí sé que hay modelos de economía social que están funcionando bien porque se centran más en la persona y la familia y el desarrollo de la sociedad que en lo puramente monetario. Lo ilustra muy bien un tema como es el acceso a un derecho básico como es la vivienda. El beneficio económico está llevando a tal subida de los alquileres que las personas que atendemos ya no pueden pagarlos. Este sistema económico está provocando que la gente no pueda acceder a un derecho fundamental.
-Si la vivienda es la puerta de entrada a la inclusión, ¿qué solución podría aplicarse en este terreno?
-Hay elementos muy básicos (comida, ropa, vivienda…) que tienes que dárselos a la población para después poder dotarla de herramientas mediante acciones que le permitan acceder a la promoción personal y salir de su situación de vulnerabilidad. De nada sirve enseñar a pescar a una persona que por sí sola no puede sostener la caña. En Cáritas, además de denunciar estas situaciones injustas, proponemos soluciones. Y en lo que respecta a la vivienda, hay que aumentar el parque de vivienda social para alquiler. Tanto el Gobierno de Aragón como el Ayuntamiento de Zaragoza han dado pasos en esta dirección, pero claramente insuficientes. Además, es importante que ese alquiler sea verdaderamente social. No hacemos nada si una familia sin apenas ingresos tiene que pagar 400 o 500 euros de alquiler.
-Viendo los datos de la memoria de Cáritas da la sensación de que estemos viviendo una recuperación a dos velocidades.
-Así es. Una de las cosas que refleja esta memoria es que sí que mejora la crisis pero no para todo el mundo. La segunda pata en la que se apoyan estos resultados es el aumento de la desigualdad. Y Aragón es una de las comunidades donde más se está dando este problema. El 10% más rico es aún más rico y el 10% más pobre es aún más pobre que antes de la crisis. Todo lo que destruyó la crisis no se está recuperando al mismo ritmo en este momento de bonanza, con el problema añadido de que cuando se entra en esta situación se invisibilizan las situaciones de pobreza y se culpabiliza a quienes se encuentran en ellas. Pero los diagnósticos de nuestra memoria todavía se apoyan sobre una tercera pata.
-¿Cuál es?
-El empleo. El acceso a un puesto de trabajo sigue cerrado para muchos sectores de la población, como por ejemplo los parados de larga duración mayores de 50 años. Y a ello hay que sumar el fenómeno de los trabajadores pobres, gente que trabaja pero su sueldo no le da para mantener a la familia.
-¿Cómo valoran en Cáritas que haya quien plantee la subida del salario mínimo como un problema?
-No es un problema, es una necesidad.
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