El Colectivo Dignidad lo componemos un grupo de personas de diferente sexo, edad y nacionalidad que nos encontramos en situación de pobreza y/o riesgo de exclusión social en Zaragoza.

Uno de nuestros deseos es luchar por los derechos de las personas más vulnerables, los invisibles, los sin voz… ¡Porque las personas sin hogar también tenemos derechos!

Estos días están siendo muy duros para todo el colectivo, sobre todo para la gente que no tiene un techo. El dichoso coronavirus nos tiene en cuarentena, confinados en nuestras habitaciones (quién tiene una). Otras personas están en el Albergue municipal, en el Refugio o, hasta hace unos días, en la calle. El pasado 17 de marzo se habilitó el pabellón polideportivo Tenerías, donde hay cien plazas para la gente sin hogar, porque el Albergue y el Refugio están colapsados.

Para los que vivimos en habitaciones son días difíciles, tan apenas hablamos con nuestro compañero de piso, hay mucha desconfianza y mucho miedo al contagio. Pero sobre todo hay mucha soledad. Cada vez que escuchamos toser, ya estamos en alerta porque somos un colectivo de alto riesgo. El hecho de vivir en la calle y haber tenido una vida dura hace que tengamos una salud más precaria. Hay muchas personas que acumulan enfermedades y dolencias crónicas que hacen que su estado de salud sea complicado.

Nuestro entretenimiento estos días, como cualquier persona confinada en su domicilio, es leer, escuchar la radio, ver la tele o estar en internet (quien tiene acceso a él). También nos viene bien whatsappear con amigos. Poder hacer esto es una suerte porque así se pasan las horas más rápido, pero no todos/as tienen televisión ni internet, y mucho menos redes sociales, para estos días interminables. Su única vía de escape es salir a por comida a los comedores sociales.

Allí la cola es larga, pues tenemos que guardar la distancia de más de un metro. Y una vez recogida la comida, otra vez encierro hasta el día siguiente.

El martes de la semana pasada, mientras estábamos en esa fila, llegaron las fuerzas de seguridad y nos trataron de malas maneras. Tenemos que decir que somos personas pobres, no delincuentes. Podrían empatizar un poco y dirigirse más educadamente, y no con tanta prepotencia.

No nos podemos olvidar de nuestros amigos y amigas que están en los albergues. Sabemos que será complicado aguantar este encierro sin poder salir a sacarse unos euros para ese paquete de tabaco que les da la vida. La ansiedad y el estrés seguro que se apodera de alguno. Sabemos lo difícil que les está resultando todo esto.

A ver si pasa pronto toda esta odisea del coronavirus, y esperemos que no nos afecte a ninguno. Deseamos suerte para nuestro colectivo: los invisibles, los vulnerables, los sin voz.

Desde Colectivo Dignidad y nuestro programa de radio Con la casa en la mochila, trataremos de darles esa voz a través del 101.8 de la FM, en Radio Topo, todos los domingos de 18 a 19 horas.

El lema #YoMeQuedoEnCasa no vale para la gran mayoría de nuestro colectivo.