El pasado jueves, organizado por Oxfam Intermón, se celebró en el Centro de Documentación del Agua y del Medio Ambiente de Zaragoza un taller referido a la emergencia climática a partir de lectura del libro Solar, de Ian McEwan. Entre las personas asistentes, pusimos en común como se percibía este problema, las causas del mismo, sus consecuencias y las posibles soluciones.

En relación con ello se comentó el informe presentado recientemente por esta oenegé, según el cual en los últimos 25 años hemos acumulado tanto carbono en la atmósfera como en los 140 años precedentes, el cual ha sido generado por el 10% de la población más rica del planeta. Incluso, si precisamos más, tan solo el 1% de la población mundial generó el 15% de las emisiones acumuladas, frente al 50 % más pobre de la población mundial, que generó el 7% de las mismas.

Estas cifras nos muestran que aquellas personas que menos contribuyen al cambio climático son las que están sufriendo en mayor grado sus consecuencias por encontrarse en una situación de mayor pobreza y vulnerabilidad.

Sin embargo, la gravedad de esta situación no nos puede llevar al catastrofismo y la impotencia. Es necesario confiar en la acción individual y, sobre todo, en la colectiva, para presionar a los gobiernos en la necesidad de tomar medidas urgentes que sean consecuentes con los compromisos adquiridos con el Acuerdo de París.

Precisamente, en la búsqueda de soluciones colectivas, hace un año se constituyó en Zaragoza la Alianza por la Emergencia Climática de Aragón, conformada por más de 80 organizaciones que engloban a diferentes sectores.

El pasado viernes, al igual que en otras ciudades del mundo, convocó junto a Fridays for Future una concentración y mesa redonda en la plaza de España con el lema Clima y trabajo para salir de las crisis.

En esta ocasión, esta movilización internacional ha querido llamar la atención sobre el hecho de que no se puede aprovechar la crisis económica y climática, y la provocada por el covid-19, para concentrar todavía más el poder, el dinero y los recursos en pocas manos, sin atender al bien común. Tal como decía el manifiesto, “necesitamos abandonar un sistema que descarta a las personas y destruye el planeta, y caminar hacia la justicia social y climática para poner en el centro los colectivos más vulnerables y garantizar el derecho a una vida digna”.