¿Es quizás la edición más oportuna de Ecozine, por la actualidad de los temas que aborda?

La verdad es que es un planteamiento que sí que nos hemos hecho dentro del equipo, si después de un año largo en el que le hemos dado tantas vueltas a la relación que tenemos con el planeta, si esta sería una edición importante. Y creo que sí que lo es, sobre todo para poder hablar con el público de todo lo que ha ocurrido a lo largo de esta pandemia.

‘Esperanza’ es el título del cartel de esta edición. ¿Eso quieren transmitir, o lo que se ve en la pantalla invita más bien a lo contrario?

Aunque mucha gente nos dice que, por la mayoría de los trabajos que nos llegan, parece que ya nada se puede hacer para revertir la situación, lo que subyace detrás de un festival como Ecozine es un mensaje en positivo. Si no la podemos revertir, por lo menos vamos a mitigarla o vamos a adaptarnos a los cambios que se avecinan. A lo que invitamos es a hacer una reflexión en positivo, para que podamos iniciar un camino que nos lleve a un lugar mucho más seguro para todos y todas los que habitamos el planeta.

A juzgar por las películas, ¿Ecozine habla sobre medioambiente o también sobre desarrollo y derechos humanos?

Las temáticas que aborda Ecozine son socioambientales, donde los derechos humanos no están separados del medioambiente: el derecho a los recursos naturales, a disponer de vivienda, de agua o de energía de una manera accesible y democrática... Evidentemente, habla de derechos humanos.

¿Qué importancia tiene la vertiente educativa del cine?

Es muy importante, en este caso concreto, porque dos de las secciones de Ecozine, la sección de jóvenes y la de cortos realizados por centros escolares, tienen un carácter eminentemente didáctico. Intentamos dar herramientas al profesorado para educar en temáticas socioambientales, pero también crear públicos que vayan al cine y que promuevan una cultura de la sostenibilidad.

De las 54 películas que compiten, un 37% ha sido dirigido o codirigido por mujeres. ¿Ha habido avances en los 14 años del festival?

Todavía sigue habiendo una desigualdad patente en el mundo del cine, en el de la cultura y en cualquier ámbito en el que uno se mueva. Pero ha habido avances significativos porque, además de las directoras, también hay una amplia cantidad de equipos de producción donde la mujer está presente. Gran parte del jurado y del equipo de Ecozine están formados por mujeres, y nos importa mucho que los trabajos que se presentan reflejen también esa otra manera de ver o de narrar, a través del cine, historias que nos hablan de problemas que a todas nos afectan.

Tras una edición virtual, el año pasado, esta vez Ecozine ha vuelto a la pantalla grande. ¿Es una alegría o fue todo un descubrimiento la exhibición online?

Para nosotros, estar en una sala de cine en contacto con el público, y con los realizadores en escena para que le cuenten cuáles son sus motivaciones, es fundamental. Esa magia especial que se produce no la captura un ordenador, un Zoom ni una edición virtual. Ahora, eso que en principio fue un problema para nosotros, al final se acabó convirtiendo en virtud, porque la programación online que hicimos el año pasado posibilitó que mucha gente de fuera de Zaragoza y de las ciudades donde se desarrolla Ecozine, y que no lo conocía, conociera un festival de este tipo. Y eso también ha abierto nuestra pantalla a público de zonas muy diversas. Es muy importante también utilizar ese formato híbrido. De alguna manera, esta tecnología nos tiene que ayudar a comunicar, a sensibilizar y a informar. Y es algo que, desde luego, en Ecozine vamos a aprovechar.

De hecho, este año, el formato es mixto.

Este año tiene un formato híbrido. A partir del 3 de junio, en Festhome TV se podrán ver algunos de los largometrajes que han pasado por las salas de cine. Además, la inauguración se transmitió a través de YouTube, y la clausura, que va a ser el 3 de junio, también.

Esta vez, no faltan secciones clásicas, como las dedicadas al agua o a los jóvenes.

Hay secciones que se deben de mantener, primero, porque hay una demanda. Desde el mes de septiembre ya nos empiezan a llegar las peticiones desde los centros escolares para la sección Jóvenes, que además se ha ido ampliando porque no solamente se hace en Zaragoza, sino también en Pamplona, en la Comunidad Valenciana y en la Comarca del Aranda. Y luego hay otras, como la de Cine y Agua, que nos parece importante mantener porque Zaragoza es una ciudad muy muy ligada a esa temática. Nosotros nacimos con la exposición internacional del 2008, que se celebró aquí en Zaragoza en torno al tema del agua. Y hablar de ella sigue siendo importante hoy, porque es un recurso limitado y lo tenemos que cuidar.

¿Hay alguna novedad?

Este año hemos incorporado una nueva sección de videoarte que se llama Desequilibrios. Es una disciplina que tiene mucha pujanza en el mundo de la cultura y nos parece importante hacer ese tipo de pruebas con el público para ver qué desarrollo tiene. Estamos viendo que bastantes de los trabajos que nos llegan tienen que ver con el arte y con la tecnología, y están muy comprometidos con la ecología.

Además, en torno a Ecozine se organizan actividades paralelas. ¿Qué destacaría de la 14ª edición?

Yo destacaría la exposición colectiva ‘Tierra sujeto político’, que se enmarca dentro de la II Muestra Internacional de Arte Contemporáneo realizada por Mujeres, organizada por la Plataforma de Mujeres en el Arte Contemporáneo y el Centro de Historias de Zaragoza. También ha habido una serie de mesas redondas, donde hemos abordado retos presentes y futuros frente a lo que algunos denominan ya como el colapso global. Está la sesión Enfocados, que se centra en las ciudades. Esta vez ha venido muy marcada por la pandemia y por cómo se ha vivido en ellas este año de crisis sanitaria. Y luego, me gustaría señalar lo que hemos denominado Ecozine Rural, que se desarrolla en Gotor (Zaragoza), porque nos parece muy importante acercar a esos territorios la cultura cinematográfica, ya que para ello necesitan de los apoyos de las instituciones.