Cuando, en julio de 2019, presentábamos el estudio Foessa en Aragón y hacíamos hincapié en la vulnerabilidad de las personas que se encontraban en situación de exclusión social, también mirábamos con esperanza la salida de la recesión de la crisis del 2008. En esos momentos, nada nos hacía suponer que hoy estaríamos viviendo una nueva crisis, donde los que estaban mal, están ahora peor. Y eso es lo que nos preocupa en Cáritas.

Con la llegada de la pandemia a nuestras vidas, en Cáritas Diocesana de Zaragoza hemos tenido que adaptarnos a una nueva forma de trabajo para estar cerca de los más vulnerables. Los voluntarios y trabajadores hemos buscado la mejor forma de estar en contacto con las personas que acogemos y acompañamos.

Otra tarea no menos importante, y que también es misión de Cáritas, es la defensa de los derechos de los más vulnerables. Por ello, hemos reiterado continuamente la necesidad de reforzar políticas públicas que velen por el bien común y garanticen unas condiciones de vida dignas para todas las personas. Para nosotros es importante mostrar a la sociedad el impacto que esta crisis ha provocado en los colectivos más vulnerables.

Paralelamente, hemos trabajado en la movilización de la solidaridad de la sociedad, tanto de la comunidad cristiana como del conjunto de la ciudadanía, empresas e instituciones, con el objetivo de tener remanente para poder ayudar a todas las personas que acuden a nuestras puertas.

En nuestra organización, mucho ha sucedido en este tiempo: tanto en la adaptación de los proyectos y servicios a las situaciones que se han presentado (incremento de las necesidades de acompañamiento y respuesta a las necesidades de personas que han visto empeorar su situación por la pandemia), como en el aumento de la confianza en nuestra acción (donaciones, colaboraciones, ofrecimientos generosos de tiempo y esfuerzo en forma de voluntariado).

Durante este tiempo, el lema Cada gesto cuenta lo hemos repetido hasta la saciedad. Y es que a diario somos testigos de la pobreza y la exclusión social, pero también del apoyo de las personas que decidís concretar vuestra ayuda y cercanía (contribuyendo económicamente, prestando tiempo y capacidades como voluntario, desde el ejercicio de vuestra profesión, donantes particulares, empresas que optáis por ser entidades solidarias): os damos las gracias. Gracias también a los medios de comunicación que os hacéis eco de nuestras alertas. A través de vuestras acciones observamos que la suma de tantas voluntades individuales tiene una incidencia positiva.

En un momento en el que lo que uno hace afecta a todos (eso nos ha enseñado la epidemia), en 2020 hemos trabajado también para, entre todos, darle la vuelta a la situación: si lo que uno hace afecta a tantos, por fortuna y más que nunca, un gesto que construya también contagia y transforma. Ese es nuestro mensaje de esperanza: que cada gesto cuenta.