La delegación zaragozana de la oenegé lasaliana Proyde no limita sus esfuerzos a promover y financiar proyectos de cooperación internacional en países en vías de desarrollo, como Sudán del Sur. Otra parte muy importante de su labor se realiza en suelo aragonés, y las personas voluntarias son las protagonistas de esas otras acciones altruistas.

«El voluntariado es una forma de vivir la solidaridad. Desde la propia ciudad de Zaragoza hasta los lugares más recónditos, ese sentimiento de sentirse ciudadanos del mundo, comprometidos con las causas de los más empobrecidos, nos impulsa a dedicar parte de lo mejor de nosotros mismos», señala Eusebio Villaescusa, uno de los responsables de Proyde en la capital aragonesa.

En esta entidad entienden el voluntariado como un conjunto de actividades de interés general desempeñadas por personas que, de un modo altruista, liberan parte de su tiempo para colaborar de forma solidaria, desinteresada y gratuita a favor de la promoción y el desarrollo (de ahí el nombre de Proyde) de las personas y comunidades de los países del sur global. También se dedican a la sensibilización de su propio entorno para lograr una sociedad mundial más justa e igualitaria.

En Proyde distinguen tres tipos de voluntariado: el expatriado, que puede ser de corta duración y de larga duración, y el local. Este último es el más numeroso, con más de cien zaragozanos. Estas personas participan en campañas para la financiación de proyectos de desarrollo, como el que Proyde está promoviendo para la construcción de una escuela secundaria en Rumbek (Sudán del Sur). También están impulsando una campaña para enviar materiales de protección frente al covid-19 a Mozambique, y otra más para la prevención del embarazo precoz y la violencia hacia niñas y jóvenes en Guatemala.

Pero el voluntariado de Proyde tampoco olvida a sus conciudadanos, así que contribuye a llenar las despensas de los bancos de alimentos aragoneses. Del mismo modo, otro de sus focos de atención es el comercio justo, así que normalmente colabora con la Federación Aragonesa de Solidaridad en la lonja temática que organiza cada año en la plaza del Pilar y en su tienda Suralia.

La lonja lleva dos años sin celebrarse debido a la pandemia, y no es la única actividad a la que el voluntariado de Proyde ha tenido que renunciar por el covid-19. Este verano volverá a quedar suspendida su colaboración con un campo de trabajo con personas con discapacidad física e intelectual que organiza cada mes de julio la Asociación Remós en Benasque, al igual que el de San Asensio (La Rioja). De momento, tampoco pueden volver a cooperar con residencias de ancianos ni poner en marcha viajes de voluntariado internacional a Bolivia y Costa de Marfil. Pero ya queda menos para poder retomar su actividad al 100%.