Las XXVI Jornadas de Economía Solidaria de REAS Aragón pretenden ofrecer salidas alternativas a la situación postpandémica, basadas en un modelo económico que favorezca las condiciones de vida de las personas y su desarrollo en entornos sanos, respetuosos y democráticos. Por ello, en la organización han querido retomar la idea del cooperativismo como instrumento básico para aportar democracia a las organizaciones, garantizar unas condiciones laborales dignas y vincular la actividad económica a los diferentes territorios y entornos ecosociales.

En primer lugar, REAS Aragón apuesta por las cooperativas por su gestión democrática y participativa, ya que su funcionamiento no se basa en las clásicas dinámicas jerarquizadas de las empresas convencionales, sino que la toma de decisiones se realiza colectivamente y todas las personas integrantes trabajan por un proyecto que es suyo. Pilar Monzón, secretaria técnica de la red, opina que «el modelo cooperativo de gobernanza y relacional, de una persona, un voto, es una base inigualable de construcción colectiva, de empoderamiento y de solidaridad, donde nadie quede atrás».

En segundo lugar, REAS Aragón defiende que las cooperativas favorecen unas condiciones laborales acordes con las necesidades humanas y entienden el trabajo como «un instrumento al servicio de las personas, con respeto a sus propios ritmos, y no como una aspiración a producir por producir».

El tercer argumento a favor de las cooperativas, y que cobra especial relevancia en una comunidad con unas características demográficas como la aragonesa, es su fuerte vinculación con el territorio. «Permiten generar empleo de calidad y fomentan sociedades más resilientes. Las personas que se comprometen cooperativamente trabajan colectivamente para salir todas juntas de los procesos de crisis y situaciones difíciles», aduce Monzón.

Sin embargo, «con una cultura muy atomizada de iniciativas individuales, es difícil vertebrar territorio. Hay que trabajar en colectivo o, al menos, crear muchas microrredes de ayuda y soporte que generen oportunidades que solo en colectivo se pueden llevar adelante», opina.

En una sociedad tan envejecida como la aragonesa, «hay y habrá empresas con dificultades en el relevo generacional, y estudiar la fórmula cooperativa para que asuman las personas trabajadoras asuman su gestión es una medida para evitar la destrucción de empleo», apunta Monzón. De hecho, en REAS Aragón «ya estamos viendo respuestas cooperativas a los principales problemas sociales: acceso a un empleo digno, a la vivienda, a la energía, a la conexión, al consumo de bienes primarios locales, a las finanzas... En todos los ámbitos hay respuestas cooperativas que se van fraguando», asegura su secretaria técnica. H