Las fundadoras de Estrella de la Mañana son aragonesas, pero buena parte de su corazón está en India, donde esta oenegé desarrolla su labor. Un corazón que quedó encogido el año pasado, a medida que iban tomando conciencia de la dimensión que iba alcanzando la pandemia de covid-19.

El virus ha golpeado de forma brutal al gigante asiático, pues acumula ya 34,5 millones de casos y casi medio millón de muertos, en un país donde una de cada de cada cinco personas vive bajo el umbral de la pobreza extrema y el acceso a la sanidad está muy restringido para la mayoría de la población. Unas circunstancias que obligaron a Estrella de la Mañana a reconducir su trabajo para atender la crisis sanitaria y sus consecuencias socioeconómicas.

Desde que estalló la pandemia, «centramos todos nuestros esfuerzos en la emergencia, porque si aquí lo estábamos pasando mal, no queríamos ni pensar cómo lo estarían pasando las familias de la zona rural donde trabajamos, con el caos que se podía vivir a nivel institucional en India», señala Alicia Díez, coordinadora de proyectos de la oenegé. «Aquí, dentro de lo que cabe, contábamos con una serie de medidas de ayuda para tratar de compensar las consecuencias de las restricciones, pero ahí no tenían nada parecido. Así que tuvimos que doblar nuestros esfuerzos para atender aquello que era lo prioritario y lo urgente en un primer momento, y asegurar la sostenibilidad de nuestros proyectos de continuidad».

Dichos proyectos comenzaron en el año 2007 con una red de escuelas hogar para menores. Desde entonces han ido identificando nuevas carencias y han desarrollado otras iniciativas que dan respuesta a necesidades locales, tales como la autonomía económica de las mujeres, la atención integral a personas con distintos tipos de discapacidad o el apoyo a un grupo de refugiados tibetanos asentados en la zona de actuación de la organización.

Hoy trabajan en el ámbito de la inclusión social y el desarrollo económico y social en áreas rurales con el propósito de apoyar a la creación de nuevas oportunidades de futuro para todas las personas a las que apoyan, contribuir al desarrollo sostenible de la región, promover la equidad de género y ofrecer protección a colectivos en situación vulnerabilidad.

Pero todo eso tuvo que pasar a un segundo plano cuando lo que urgía tras el estallido de la pandemia era fortalecer y reforzar los sistemas de salud pública a disposición de la población con la dotación de material médico especializado para atender a los enfermos de coronavirus y disminuir las altas tasas de mortalidad registradas. Al mismo tiempo, había que garantizar la protección de la población para prevenir los contagios y frenar la expansión de la pandemia, a través de la distribución de medios de protección personal.

Para ello, Estrella de la Mañana invirtió más de 57.000 euros en la compra de material médico, con el apoyo del Gobierno de Aragón. El Ayuntamiento de Zaragoza, por su parte, financió con más de 6.000 euros la fabricación y distribución de mascarillas y otros equipos de prevención, como máquinas pulverizadoras de desinfección y el reparto de alimentos y materiales de necesidad básica a familias en situación de necesidad extrema.

El consistorio zaragozano también sufragó los lotes de alimentos para las familias de los niños que estudian en colegios apoyados por Estrella de la Mañana, que se quedaron sin el programa de nutrición del que disfrutan en la escuela cuando las clases tuvieron que hacerse de forma telemática. Y colaboró con la dotación de material sanitario a una residencia de ancianos y personas dependientes.