Nancy Viviana trabaja en el departamento de logística de una empresa de supermercados. Desde su experiencia, la situación que se generó al inicio de la crisis del coronavirus «se vivió de una forma desesperante, con muchas medidas de seguridad y de higiene, con muy pocos descansos y librando tan solo un día a la semana». Sin embargo, esta argentina se siente muy satisfecha con el papel que ha desempeñado. «Estoy orgullosa de haber servido a la población para que pudieran llevar la comida a sus mesas».

Por su parte, Christ, procedente de Costa de Marfil y operario de limpieza, ha sabido darles la vuelta a todas las dificultades derivadas de la pandemia y ha encontrado cómo sacarles partido profesional. «Aprendí muchas cosas, como desinfectar hospitales por el covid-19 para acoger a la gente. Fue muy duro y trabajamos muchas horas, pero me gustó ayudar y poder aportar en esta situación».

Christ procede de Costa de Marfil y es un operario de limpieza SERVICIO ESPECIAL

Hamazasp, médico de origen armenio que trabaja en una residencia, pone de relieve la capacidad de adaptación de los inmigrantes a nuevos contextos y su resiliencia. «Creo que las personas extranjeras que hemos venido de países donde hay guerras o situaciones de extrema emergencia somos más flexibles y hemos reaccionado más rápido que especialistas de Europa, que tienen una vida, digamos, más suave».

Inmigrantes que trabajan en sectores esenciales

Todos ellos son ciudadanos de origen extranjero afincados en distintas comunidades autónomas. Y los tres tienen algo en común, que comparten con buena parte de la población inmigrante: trabajan en sectores esenciales. En España, el 13% de los empleos así considerados son desempeñados por personas de origen extranjero.

Se trata de ocupaciones que son mayoritarias entre la población de origen foráneo. De hecho, el 62,25% de las personas inmigrantes que firmaron un contrato laboral durante el 2020 lo hicieron para desempeñar uno de estos trabajos esenciales. Ofrecen servicios necesarios e imprescindibles en el día a día: profesionales sanitarios, de ayuda a domicilio y cuidados, peones agrícolas, personal de limpieza, repartidores, personal de supermercados y tiendas, transportistas... De hecho, cuatro de cada diez personas empleadas en servicio doméstico son de origen extranjero, tres de cada diez en el sector agrario y uno de cada diez en comercios.

La crisis provocada por el covid-19 ha puesto en evidencia el papel fundamental de quienes realizan estos trabajos fundamentales y ha visibilizado la importancia de sectores cuyo trabajo se vio como imprescindible y como sector clave para garantizar las necesidades básicas, convirtiéndose, de un día para otro, en esenciales. Durante el confinamiento, cuando todo el mundo paró, continuaron con su labor 9,5 millones de personas empleadas en este tipo de puestos. Y no solo no pararon, sino que se les multiplicó el trabajo para dar servicio al resto de la sociedad.

Hamazasp es médico de origen armenio Javier Carrion

Sin embargo, a pesar de su gran peso en estos sectores, y del papel que jugaron durante los meses más duros de la pandemia, desempeñan una labor que, tradicionalmente, se ha llevado a cabo de una forma invisible y desapercibida, con unas condiciones laborales más precarias y un menor reconocimiento social. Pero la crisis sanitaria ha puesto de manifiesto la profesionalidad y el talento de las personas migrantes en sectores económicos clave y, sobre todo, el papel fundamental que la población de origen extranjero tiene para el conjunto de las sociedades europeas y sus mercados laborales.

Por ejemplo, desde el año 2002, la población en edad de trabajar nacida en España se ha reducido en más de 860.000 personas, mientras que la nacida en el extranjero ha crecido en casi 3,7 millones. Y aunque los inmigrantes solo representan el 11,4% de los habitantes, el 70% de los nuevos trabajadores desde el año 2006 no son de origen español.

Por estas razones, la oenegé Accem quiere fomentar el reconocimiento a estos empleos y a la población de origen extranjero que los realiza, recalcando que «lo esencial no puede ser invisible». «Gracias a su compromiso, y especialmente durante la pandemia, la sociedad y las empresas han podido seguir avanzando y continuar su actividad a pesar de todas las dificultades», afirman desde la organización.

Y, pese a ser esenciales, las personas que ocupan esos empleos han sufrido de forma más directa los efectos del coronavirus, debido a factores como la mayor exposición –por la imposibilidad de parar, ni siquiera durante el confinamiento más estricto–, su mayor presencia en la economía informal, un menor reconocimiento social y una mayor precariedad de las condiciones laborales. Además, en su mayoría ocupan puestos de trabajo por debajo de su experiencia y cualificación profesional, con empleos peor remunerados, más inestables y con una arraigada desigualdad de género.

Por estos motivos, la campaña Esenciales busca dar ese reconocimiento, tantas veces ignorado, a estos trabajadores. Unos profesionales que, cuando todo el mundo paró durante los peores meses de la pandemia, siguieron en activo para garantizar la prestación de los bienes y servicios más básicos para el correcto funcionamiento de la sociedad.

Asesoría en diversidad para empresas

La campaña ‘Esenciales’ se inserta en el proyecto DIVEM, a través del cual Accem asesora y orienta a empresas para integrar y poner en marcha planes de gestión de la diversidad cultural que favorezcan la promoción y el desarrollo de las personas refugiadas e inmigrantes.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, enmarcados en la Agenda 2030, son una oportunidad para que las sociedades emprendan un nuevo camino con el que mejorar la vida de todas las personas, sin dejar a nadie atrás.

En Accem están convencidos de que, en una sociedad culturalmente diversa y un mundo globalizado, las empresas, que no pueden mantenerse al margen de su propio entorno, son claves para contribuir a la consecución de los ODS.

Por eso, Accem teje alianzas con compañías que quieran apostar por la sostenibilidad y la diversidad, porque que en esta oenegé creen que el tejido empresarial no puede permanecer ajeno a las necesidades sociales.

Más de 300 empresas de toda España ya se han adherido al programa DIVEM para descubrir los beneficios y las ventajas de una gestión responsable de la diversidad cultural en el ámbito empresarial y dar valor a las competencias y capacidades de todas las personas, por encima de su género y origen.

Una buena gestión de la diversidad cultural permite a las empresas el aprovechamiento de nuevos talentos para una mejor y más responsable sostenibilidad a largo plazo, la generación de oportunidades para adaptarse a las realidades emergentes y que surjan ideas innovadoras para dar respuesta a necesidades en un mercado en constante evolución.

Las empresas interesadas en sumarse a DIVEM para recibir asesoramiento gratuito sobre gestión de la diversidad y dar visibilidad a sus iniciativas pueden inscribirse en https://divem.accem.es.