¿Se dan en el barrio de Las Fuentes muchas situaciones de soledad no deseada?

Marta Esteban: El barrio ha envejecido mucho y hay muchos hogares unipersonales formados por mujeres de más de 80 años que viven solas. Esa soledad no deseada se vive mucho más en la zona norte de Las Fuentes, donde está ubicada la Fundación El Tranvía, que en otras zonas del barrio, como la avenida Compromiso de Caspe hacia Torre Ramona o Miguel Servet. Aquí están las barriadas de viviendas sindicales, pisos muy viejos y con malas condiciones de habitabilidad. Desde hace unos años, quien tiene cierto poder adquisitivo decide trasladarse a otras partes de la ciudad. Y quienes se quedan son personas mayores de escasos recursos económicos, con pensiones muy bajas, que no pueden irse a un piso mejor.

¿Cómo han ido detectando este problema?

Ciara Condón: Muchas de nuestras usuarias son mujeres mayores. Buena parte de ellas se incorpora a nuestras actividades cuando se quedan viudas, y esa población va envejeciendo. Nosotras mismas hemos ido detectando el problema, además de que el tema de la soledad no deseada es un problema del que suelen hablar los profesionales sanitarios de los centros de salud durante las reuniones de los consejos de salud del barrio.

¿También participa El Tranvía en esas reuniones?

C. C.: Una de las características de la fundación es el trabajo en red y nos reunimos con diferentes colectivos. Hay un grupo de trabajo de salud que se creó hace tres años en el que participan entidades públicas, centros municipales, sociales y de salud, asociaciones y fundaciones como El Tranvía… Y ahí se vio que uno de los asuntos prioritarios sobre los que trabajar era la soledad no deseada, porque la estábamos detectando profesionales de distintos ámbitos que trabajamos en diferentes recursos del barrio, incluso los farmacéuticos. También en las reuniones que tenemos con la asociación vecinal es un tema muy recurrente desde hace algún tiempo.

¿Hacen algo al respecto las administraciones públicas?

M. E.: Es que se habla mucho de soledad no deseada, la detectamos y somos capaces de escuchar, pero luego no hemos aterrizado en iniciativas concretas que puedan ayudar a aliviarla. Sí que está la Oficina de Atención al Mayor, que trabaja también la soledad no deseada a través del voluntariado con acompañamientos a domicilio. Y ahora estamos nosotras, que hemos puesto en marcha el proyecto Comandos lectores.

¿Cómo nació la idea?

M. E.: Esta iniciativa surgió a través del club de voluntariado de bookcrossing de la fundación. En un principio se pensó en visitas a domicilio, pero entonces vino el confinamiento y todo se quedó parado. Quisimos retomar la actividad y, con la pandemia, pensamos que por qué no hacerla por teléfono. Así que, tras una pequeña experiencia, decidimos llevarla a cabo, pero de manera profesional.

¿Cómo pasaron del intercambio de libros a los ‘Comandos lectores’?

C. C.: Leer da sueños es nuestro proyecto de bookcrossing, que comprende varias iniciativas de fomento de la lectura basadas siempre en el enfoque ecológico de la reutilización y el reciclaje de libros. Hacemos diferentes actividades: con adolescentes, en los centros de salud, rutas literarias por el barrio… Y uno de los programas lo llamamos Comandos lectores a domicilio. Palabras que curan. Había personas que no podían salir de sus casas a hacer actividades y decidimos acompañarlas a través de la lectura, hasta que el confinamiento nos obligó a parar. Pero junto a un grupo de personas vinculadas a la cuentoterapia creamos el grupo de llamadas, y a través de las redes de apoyo en barrios empezamos a llamar.

¿En qué fase está el proyecto?

M. E.: Se está construyendo día a día, pero ya hemos empezado. Hemos tenido muchas solicitudes en poco tiempo. Nos han llamado personas de otras partes de España, de Mallorca, Alicante, León o Cádiz, para hacer voluntariado desde su propio domicilio, porque solamente necesitas un teléfono. Y al mismo tiempo seguimos buscando personas que quieran escuchar, lo que nos está resultando más complicado. Para que alguien te llame por iniciativa propia, primero tiene que aceptar que está sola, y eso no es fácil. Con lo cual, necesitamos que los recursos del barrio, centros de salud, municipales y de mayores donde hemos hecho difusión, vayan detectando a posibles usuarios que quieran participar, les cuenten el proyecto y nos deriven a esas personas que quieran escuchar los cuentos.

¿Recibe algún adiestramiento ese voluntariado?

C. C.: Tenemos distintos perfiles de personas voluntarias. Algunas son maestros y maestras jubiladas o psicólogos con una amplia experiencia, tanto contando cuentos como en docencia, y otras apenas tienen ninguna. Hemos creado un dosier informativo que le pasamos a todo el mundo que quiere ser voluntario. Y para enero estamos preparando una formación, online y presencial, en la que trabajaremos tanto los cuentos como la educación emocional.

M. E.: Se les planteará qué tipo de situaciones se pueden encontrar en una llamada, sobre todo las más conflictivas. Por ejemplo, se les enseñará cómo gestionar la situación cuando una persona, de repente, se emocione mucho con el cuento y se ponga a llorar. O qué hacer cuando alguien que ha manifestado que está interesado en recibir la llamada se comporte de una manera un tanto infantil y pasota, y a pesar de que quiera escuchar se lo ponga un poco difícil al voluntario, ya que eso también ocurre.

La iniciativa de los 'Comandos lectores' contra la soledad no deseada se enmarca en un proyecto más amplio de 'bookcrossing' nacido hace diez años

¿Qué beneficios aporta la lectura a quien recibe la llamada?

C. C.: Pueden ser muchos, tanto para la persona que llama, a la que le resulta muy gratificante saber que está apoyando a alguien que lo necesita, como para que la que recibe la llamada. Recibe compañía y se siente escuchada, de lo cual tiene una gran necesidad, así como de hablar y que alguien atienda a sus emociones.

M. E.: Es terapéutico para ambas partes. Intentaremos que sea siempre la misma persona voluntaria la que llame a una misma usuaria para que, con algo tan simple como una llamada telefónica en la que alguien se interese por la persona que está al otro lado, se cree un vínculo.

Para participar como voluntarios o beneficiarios, los interesados pueden llamar al 976 498 904 o escribir a saludcomunitaria@ftranvia.org