En un tiempo caracterizado por la polarización y la exclusión, las consecuencias nos llegan en forma de desconfianza, inseguridad, individualismo, competencia por los recursos, intolerancia o rechazo y, finalmente, violencia. Todo esto favorecido por un clima emocional que acrecienta los miedos y pone en crisis la esperanza.

El pasado 2021 fue declarado Año internacional de la Paz y la Confianza a través de la Resolución 52/243 de Naciones Unidas, en la que se reconoce que «la paz y la confianza entrañan aceptar las diferencias y ser capaces de escuchar, reconocer, respetar y apreciar a los demás». Con estas premisas, la Fundación Seminario de Investigación para la Paz (SIP) ha puesto en marcha la iniciativa Encuentros improbables para favorecer el conocimiento mutuo y el diálogo entre colectivos que se encuentran distanciados o mantienen controversias y establecer vínculos, crear canales de comunicación que se pueden mantener abiertos y convertir en permanentes, inspirados por la metodología que propone el experto en mediación John Paul Lederach para construir confianza.

El autor utiliza la expresión diálogos improbables para definir las «conversaciones entre personas y grupos diferentes en contextos polarizados en función de buscar una estrategia en común para lograr transformaciones de largo alcance». Establece la importancia de la figura del allegado, quien tiene la confianza de las partes que están en conflicto y puede propiciar el diálogo.

Lederach propone un proceso en el que será necesario identificar los anclajes y dar repetidas vueltas hasta generar red, poniendo en valor el papel del movimiento y la flexibilidad. La herramienta debe ser la conversación, una conexión humana en medio de las brechas y la desconfianza; una conversación circular, no jerarquizada, que permita recontextualizar las relaciones y soñar un futuro juntos.

El pasado 25 de noviembre, la Fundación SIP organizaba el primero de una serie de encuentros que se celebrarán a lo largo de este año que acaba de comenzar; en este caso, en torno a las personas sin hogar. Participaban en el mismo miembros del Colectivo Dignidad, usuarios y responsables de los programas de la Parroquia del Carmen y Cruz Roja en representación de la Coordinadora de Entidades y Servicios de Personas sin hogar de Zaragoza, voluntarios del programa Bokatas, la directora del Albergue Municipal y expertos con amplias trayectorias en el tema. También hubo representantes de colectivos con los que mantienen controversias: entidades vecinales, administradores de fincas y asociaciones de comerciantes.

En un diálogo franco y fluido se expresaron los diferentes puntos de vista en torno a cuestiones como la vivienda, los conflictos con los vecinos y las asociaciones de comerciantes. Los administradores de fincas plantean la necesidad de conectarse con la red de recursos para poder hacer algo más que llamar a la Policía. Para las comunidades de propietarios, el fenómeno de la ocupación es preocupante, así como los casos en los que personas sin hogar pernoctan en los portales. Hay vecinos que se quejan, pero también hay otros que establecen vínculos, se preocupan, ayudan y cuidan.