Es un auténtico hombre del Renacimiento. Trabaja en el departamento de recursos humanos de un banco, es actor en una compañía de teatro y puede presumir de dos medallas olímpicas. Pero, por encima de todas las cosas, Thomas Heyl, un joven de 28 años, ejemplifica como nadie que, con los apoyos necesarios, tener síndrome de Down no es un obstáculo para lograr las metas uno se proponga.

Cuando este reportaje caiga en sus manos, Thomas ya habrá regresado a su Chile natal, tras seis meses de estancia en Zaragoza. Ha sido el primer usuario internacional del Programa de Vida Autónoma e Inclusión de Atades, en el que ha recibido las herramientas necesarias para comenzar una vida independiente tras su vuelta a Santiago.

Espacio 3 pasó con él una de sus últimas mañanas en suelo aragonés para comprobar cómo le ha ido durante el último medio año. Y parece que la experiencia ha merecido la pena. Tanto que, si fuera por Thomas, se hubiera quedado más tiempo en Zaragoza. Pero también ha echado de menos a su familia, y tenía ganas de volver a verla.

De lo que sí está convencido es de que ahora ya está preparado para llevar una vida independiente. «No se trataba solo de aprender, sino de vivir de forma autónoma, en libertad», comenta Thomas. Algo de suma importancia para su educador social, David Marín.

«Toda persona a la que se dota de las capacidades necesarias para realizar las tareas por sí misma mejora mucho su autoestima», asegura este profesional de Atades. Tradicionalmente las personas con discapacidad «se han quedado en el núcleo familiar, y eso mermaba mucho su autoconfianza e impedía que lograran nuevas metas personales, laborales, formativas… Pero, gracias a programas como este, esa situación está evolucionando favorablemente», agrega Marín.

Independencia personal

Su familia era muy consciente de ello. «Es tremendamente importante la independencia de todos nuestros hijos», cuenta la madre de Thomas, Carolina Picasso, desde Chile. Además, «él siempre tenía el deseo de hacer una vida independiente, como sus hermanas y hermano», pero en su país no encontraban ninguna organización que les ofreciera un servicio similar al que han encontrado en Aragón.

«En Latinoamérica siempre miramos a España como modelo en todo lo que tiene que ver con programas relacionados con la discapacidad intelectual. Empezamos investigando qué oportunidad podía haber y llegamos a Atades, recomendados por personas de diferentes ámbitos. Nos pusimos en contacto y comenzamos esta nueva aventura», explica Picasso.

Según David Marín, «lo que tiene este programa de innovador es que el objetivo de los educadores es dotar a las personas con discapacidad intelectual de las habilidades y destrezas necesarias para hacerlas partícipes de su cuidado personal, aumentando de esta manera su autonomía. Y todo ello con una serie de recursos, herramientas y apoyos que permiten que ellos se diviertan estando en casa y sepan hacer todas las tareas del hogar», señala.

«Pero no nos quedamos solo ahí, y también trabajamos todo lo relacionado con la gestión doméstica y del dinero. E incidimos mucho en que ellos participen en su entorno y en la sociedad como ciudadanos de pleno derecho», enfatiza Marín.

"En Latinoamérica siempre miramos a España como modelo en todo lo que tiene que ver con programas relacionados con la discapacidad intelectual"

La intervención comenzó online en febrero del año pasado. Durante seis meses, Thomas se conectaba una vez por semana a una plataforma formativa. En sesiones de dos horas trabajaba para potenciar su autonomía personal dentro del domicilio familiar. Y el resto de los días mantenía contacto con los profesionales del Servicio de Atención y Promoción de la Autonomía Personal de Atades vía correo electrónico o WhatsApp.

En agosto era el momento de poner en práctica todo lo aprendido, así que voló hasta España. Para facilitar su adaptación a su llegada a Zaragoza, estuvo tres semanas conviviendo en el Centro Integra Aragón de Atades, y en septiembre se mudó a un piso compartido con otra usuaria del programa. En principio, venía para tres meses, pero acabaron siendo seis. «Entre mis padres y yo decidimos que me quedase más tiempo. Estaba muy a gusto. Amo España», afirma Thomas.

Apoyo familiar desde la distancia

De entre todas las tareas del hogar que ha estado practicando en su hogar zaragozano, preparar la comida es lo que menos esfuerzos le ha costado, ya que en Chile estudió para ser cocinero y trabajó en hostelería. En cambio, confiesa, «la peor pesadilla que tengo es la plancha». Quemó una y ya no quiso tocarla más.

Durante toda su estancia, Thomas ha contado con el apoyo de su familia desde la distancia, y el seguimiento de su psicóloga personal y su terapeuta. Y, a su regreso a Chile, preveía instalarse a vivir solo en un piso propiedad de su familia en el que, por un tiempo, estará respaldado por la ayuda de una educadora en el domicilio para mantener la línea de trabajo llevada a cabo desde Atades. Esta posibilidad se ha hecho realidad después del consenso entre el equipo educativo de la entidad y los padres y terapeuta de Thomas, considerando clave que haya una figura similar que, en los próximos meses, afiance los contenidos aprendidos en Zaragoza mientras retoma su andadura y rutina diaria en su apartamento de Santiago de Chile.