Sufrieron violencia, acoso, asesinatos… Los despojaron de su tierra, de su casa… Y luego, fueron sometidos al olvido por parte del Estado colombiano. El despojo de tierras de las víctimas de la violencia armada en Colombia es una realidad muy extendida en las zonas rurales de este país, allá donde ha golpeado el conflicto.

Llegamos sobre las 10.30 de la mañana. Nos retrasamos alguna hora por la carretera y nuestra prisa en llegar se evapora entre las lágrimas que no se ven, pero que todas las personas presentes sabemos que están ahí. Vamos apurados. No queremos demorar la visita, ya que quienes nos reciben van a trabajar al campo y deben volver antes de que anochezca.

Doña Ángela nos espera con una sonrisa agridulce. Con una mirada solo enfocada a su prado, se muestra encantada de recibirnos, a ver si traemos nuevas noticias sobre el subsidio de la tierra, que es su derecho, pero que tiene pendiente de cobro desde el año 2018. Nuestro compañero de la Fundación Forjando Futuros, el abogado al que todos en la comunidad conocen como el Doctor Víctor, es su esperanza. Desde que firmaron los poderes, su nombre y las llamadas que reciben de él son para esta gente la cara más visible y real de los acuerdos de paz.

Me da un abrazo, y el dolor habla primero. Ángela relata cómo llegaban los paramilitares y entraban en su casa, comían su comida y dormían en su propia cama. Cada día llamaban a la puerta, armados hasta los dientes. Un día llegaron y se llevaron a su marido. Milagrosamente, se libró de la ejecución. No tuvieron tanta suerte los esposos de algunas de sus vecinas.

Aquellas largas noches del año 2001, ya nadie podía dormir en esta comunidad. Marcharon todos a Granada, sin saber de qué vivir ni donde dormir; algunas embarazadas; otras, con sus bebés en la cuna. Seguían sin poder pegar ojo, con miedo. Miraban a los animales y veían cómo les robaban lo poco que tenían. Cogían algo de la tierra para comer, pero no podían regresar a su hogar.

La política de restitución de tierras es fruto de la ley transitoria que llegó con los acuerdos de paz, y que por fin les permitía el retorno a casa. Yo he tenido la suerte de conocer a varias familias a quienes por fin les fueron restituidas las suyas, tras años de interminables procesos de reclamaciones, y gracias al apoyo del equipo jurídico de la Fundación Forjando Futuros. Esta organización representa a estas víctimas ante las instancias transicionales, para que tanto sus familias como las posesiones que tuvieron que abandonar queden inscritas en el Registro de Tierras, condición sine qua non para acceder a las medidas de reparación integral consagradas en los acuerdos.

Algunas familias continúan inmersas en otros largos procesos, esperando desde hace mucho tiempo para que otros derechos que tienen reconocidos se hagan efectivos. Tienen pendiente el cobro de un subsidio por sus casas y recibir apoyos para poner en marcha proyectos productivos con los que recuperar sus tierras.