Tras dos años de ausencia obligada por las restricciones impuestas por la pandemia, las oenegés aragonesas vuelven a echarse a la calle, el segundo sábado de mayo, para celebrar el Día Mundial del Comercio Justo. Y lo hacen retomando una cita que ya es un clásico en el calendario solidario de la ciudad, la Lonja del Comercio Justo de Zaragoza, que organizan las entidades de la Federación Aragonesa de Solidaridad (FAS) con el apoyo de la oficina de Cooperación al Desarrollo del Ayuntamiento de Zaragoza.

La lonja se traslada en esta ocasión al Parque Grande José Antonio Labordeta. El sábado, 14 de mayo, desde las 10.30 hasta las 20.30 horas, más de una decena de puestos de venta se instalarán junto al Quiosco de la Música. Además de las oenegés de la FAS que promueven el comercio justo, este año acudirán como entidades invitadas el Mercado Social de Aragón y aRopa2, representantes de la economía social aragonesa, con productos locales y de cercanía y moda de segunda mano. El mercadillo estará ambientado con actividades de animación, talleres, exposiciones, juegos y música en vivo.

La FAS se une así a la celebración del Día Mundial del Comercio Justo, promovida en todo el país por la Coordinadora Estatal de Comercio Justo y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). Este año, la jornada pretende destacar que trabajar para avanzar en la igualdad de género no solo es una cuestión de justicia, sino que además beneficia a toda la sociedad y favorece el desarrollo sostenible.

Pero el camino que queda por recorrer es arduo. En todo el mundo, las mujeres siguen teniendo menos posibilidades de acceder a un trabajo remunerado. Según Naciones Unidas, por cada diez hombres que trabajan, solo seis mujeres están empleadas, aunque esta proporción varía según regiones. En África del Norte y los estados árabes, el desempleo femenino es el doble que el masculino. Y, todavía hoy, la legislación de 18 países permite a los maridos impedir que sus esposas trabajen.

Por otro lado, la brecha salarial también hace patente la desigualdad de género. A nivel global, Naciones Unidas constata que las mujeres ganan un 23% menos que los hombres. Además, la previsión del Foro Económico Mundial es que, si no hay compromisos y acciones decididas, se tardarán 217 años en conseguir la igualdad salarial.

Empoderar

Sin embargo, frente a esta realidad, el comercio justo contribuye al empoderamiento de las mujeres y a romper la brecha de género y los roles sociales a través de varias medidas que todas sus organizaciones deben cumplir: favorecer el empleo de las mujeres, presencia en equipos directivos, igualdad salarial y formación profesional para sus plantillas.

Esta modalidad de negocio alternativa al mercado convencional nació en los años 60, bajo la reivindicación de «comercio, no ayuda», con la finalidad de combatir la pobreza y las desigualdades globales. Hoy es un sistema comercial consolidado que cuenta con sus instituciones reguladoras, organismos de certificación, más de 2.000 organizaciones productoras en 75 países, 500 entidades distribuidoras y más de 4.000 tiendas especializadas. Además, sus productos están cada vez más accesibles en todo tipo de establecimientos, desde supermercados a tiendas de barrio, restaurantes o máquinas de vending.