La Fundación Térvalis vio la luz en el año 2005, cuando el grupo empresarial turolense que le da nombre decidió canalizar a través de la misma sus acciones de responsabilidad social corporativa, bajo el lema «devolver a la sociedad parte de lo que nos ha dado». Desde entonces, la creación de puestos de trabajo estables para colectivos y sectores de la sociedad en riesgo de exclusión ha sido su prioridad.

La fundación ha canalizado este esfuerzo a través de sus centros especiales de empleo, que dan trabajo a 120 personas con discapacidad y en otras situaciones de vulnerabilidad social. A lo largo de los años, estos centros se han diversificado y abarcan diferentes sectores de actividad. Hoy prestan los más variados servicios a las empresas, desde tareas industriales auxiliares, lavandería o embalaje, hasta la digitalización, gestión y destrucción de documentos, pasando por la atención al cliente a través de su call center.

Uno de los centros especiales de empleo de la Fundación Térvalis es Impulso Aromas, que comenzó hace siete años con el cultivo de lavanda, y que hoy ya completa todo el proceso de transformación y comercialización de productos derivados, como aceite esencial, colonias, gel hidroalcohólico o ambientadores. A raíz de este proyecto, la fundación se encontró con un grupo de trabajadores formados y capacitados para la realización de trabajos de jardinería. Empezaron a ofrecer este servicio, su buen hacer hizo que aumentase la demanda y, hace dos años, decidieron dar entidad propia a esta actividad con la creación de Térvalis Impulso, pero esta vez bajo otra forma jurídica.

«En la provincia de Teruel ya había otros centros especiales de empleo dedicados a la jardinería, pero no había ninguna empresa de inserción que se ocupase de ella», explica Panagiotis Charazopulos, ingeniero agrónomo y encargado de Térvalis Impulso. Así que esta fue la tipología de empresa elegida por la fundación para canalizar los trabajos de jardinería, y así poder dar oportunidades a otros colectivos y perfiles de difícil inserción laboral, distintos a los que trabajan en los centros especiales de empleo, como víctimas de violencia machista, mayores de 50 años o antiguos menores tutelados que han cumplido la mayoría de edad.

Para Charazopulos, esta función social de la empresa «es fundamental. Hay personas que, si no estuvieran empleadas con nosotros, no tendrían ni siquiera la posibilidad de tener los papeles en regla para poder trabajar». De este modo, la Fundación Térvalis mantiene un contacto permanente con entidades sin ánimo de lucro que trabajan la inclusión, y con servicios sociales comarcales, que les derivan a posibles candidatos para cubrir los puestos de trabajo que se van creando en Térvalis Impulso.

La empresa de inserción ya tiene a día de hoy una plantilla de quince empleados. Es la propia fundación la que los forma para que puedan desempeñar su labor, y les ayuda para la obtención de los títulos que les acreditan, por ejemplo, para manejar productos fitosanitarios. «Además de que encuentran un trabajo, aprenden un oficio que puede serles muy útil después en su vida profesional», apunta el encargado.

Hacen todo tipo de trabajos de jardinería para particulares, empresas y administraciones públicas, desde el diseño, la construcción y plantación de jardines y zonas verdes hasta su mantenimiento. Varios ayuntamientos turolenses, como los de Escucha o Villarquemado, ya cuentan con sus servicios. Y a la vez están apostando por crear empleo de calidad para unos colectivos que no lo han tenido nada fácil.