El día 1 de junio, con motivo del aniversario del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Fundación Familias Unidas y la Asociación Trabajadoras del Hogar y los Cuidados de Zaragoza se reunieron en un acto reivindicativo en la plaza España para presentar una exposición itinerante del proyecto 'Mujeres del sur. Visibilizando para transformar'. Esta iniciativa tiene como objetivo deconstruir estereotipos, prejuicios e imágenes tradicionales sobre las mujeres migradas desde los países del sur que trabajan en el ámbito del hogar y los cuidados, para construir una ciudadanía zaragozana más inclusiva.

Tan solo una semana después de este evento, el 9 de junio, el Pleno del Congreso de los Diputados aprobaba por unanimidad el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Han hecho falta once años para que España se sume a otros países y reconozca derechos para las trabajadoras del hogar y los cuidados. Trabajadoras, en femenino, porque en su mayoría son mujeres, y un 70% migrantes.

Existen varios factores que han incidido en este proceso. En primer lugar, la sentencia que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictaminó en febrero sobre que España discriminaba a las trabajadoras del hogar por motivos de sexo. Segundo, hay que hacer una referencia a la importancia de la movilización e incidencia política por parte de las redes asociativas de mujeres migrantes que durante estos años se han organizado en el territorio para hacer realidad sus demandas y reivindicaciones. Y, en tercer lugar, es relevante destacar el papel de las entidades del tercer sector que se han implicado en el desarrollo de proyectos de sensibilización social, reconociendo las relaciones de interdependencia y desigualdad entre norte-sur y planteando nuevas formas de saber hacer.

El trabajo en red y las acciones conjuntas basadas en la horizontalidad enriquecen el tejido social y fortalecen los mensajes que se quieren transmitir. Solo así se ha logrado aunar las fuerzas suficientes para poner en el punto de mira la situación de desprotección laboral de un colectivo ampliamente invisibilizado. En esa línea, durante este año, en nuestra ciudad se seguirá llevando esta exposición a doce centros cívicos, con objeto de acercar la realidad social de las mujeres migrantes a personas mayores que pueden ser potenciales empleadores.

El trabajo de visibilización sigue siendo una tarea pendiente, siendo preciso remover conciencias, no solo las de quienes contratan, si no las de toda la sociedad en general. El empleo doméstico es trabajo, y una responsabilidad de todos, no es una cuestión de mujeres. Los cuidados sostienen la vida, y todos tenemos que cuidar y ser cuidados en algún momento. Por tanto, la responsabilidad debe ser compartida y traducida en políticas sociales fuertes en materia de cuidados y corresponsabilidad. Estamos a la expectativa de las medidas y actuaciones concretas que harán finalmente efectiva la equiparación de derechos con el resto de trabajadores.