Nacimiento y vida son dos conceptos difíciles de disociar. Pero en algunos países en vías de desarrollo, como Filipinas, no siempre van unidos. La medicina privada resulta prohibitiva para los sectores más empobrecidos de la sociedad, y su sistema público no tiene capacidad para dar cobertura a toda la población.

La mortalidad materno-infantil es uno de los mejores indicadores de los elevados índices de pobreza y la baja calidad del sistema sanitario filipino. Por ejemplo, en la región de Bicol, la mortalidad materna ronda los 173 decesos por cada 100.000 partos, frente a los cinco de España, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En cuanto a la mortalidad neonatal, se estima en 25 de cada mil bebés nacidos vivos, frente a los 1,9 de nuestro país.

Es precisamente en Bicol donde la oenegé aragonesa Phileos, formada principalmente por médicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza, realiza su labor de cooperación internacional de carácter sanitario. A través de su proyecto Obgyn, atiende entre diez y quince partos al mes. Lo hace gracias a las tres camas que tiene en concesión en el modesto paritorio del hospital Santa María Soledad de Lagonoy, construido en el 2013 por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y gestionado por la congregación de las Siervas de María.

Proyecto Obgyn

Obgyn, cuya transcripción fonética al español suena ‘ovillín’, es el término internacional para referirse a la ginecología y la obstetricia. Este juego de palabras evoca al ovillo como elemento que conforma la vida y enlaza con la madre, a modo de cordón umbilical. Y da nombre a la campaña El Ovillo de la Vida, por la que la Universidad de Zaragoza, a través de iniciativa Fundraising Unizar, pretende recaudar fondos para que Phileos pueda duplicar el número mensual de alumbramientos atendidos y ofrecer asistencia integral durante el preparto, el parto y el posparto a esas mujeres y sus bebés.

Lagonoy es un municipio rural situado al sureste de la isla filipina de Luzón, con una población de 55.000 habitantes. «Su densidad supera la capacidad de los centros asistenciales públicos, abocando a muchas pacientes pobres al parto en domicilio sin asistencia profesional adecuada·, apunta Esther Moreno, una de las socias fundadoras de Phileos.

«Además, el acceso a la sanidad se ve dificultado por la dispersión de la población, la escasez de transporte, la precariedad de estructuras y el empobrecimiento de muchas de las familias. Y en la época de tifones, la situación se agrava» agrega. «Nuestra colaboración no es una solución definitiva, pero para cambiar las cosas hay que empezar por las pequeñas. Para construir una sociedad, hay que empezar por las personas», sentencia esta ginecóloga.

Con el dinero recaudado, Esther y el resto de médicos voluntarios de la asociación pretenden, además, ampliar el número de consultas para el control de los embarazos de bajo riesgo, aumentar la asistencia posparto y de lactancia, obtener el reconocimiento como centro formador de matronas y lograr un paritorio para atender partos de alto riesgo, donde poder realizar cesáreas y transfusiones de sangre.

Aunque nada de esto sería posible sin las donaciones de sus socios y la «entusiasta» colaboración de los profesionales sanitarios filipinos del paritorio del hospital Santa María Soledad Torres, a quienes Phileos apoya económicamente y a través de formación médica y asesoramiento profesional para la gestión y organización. Además, desde el año 2016, más de 50 profesores y estudiantes de la Facultad de Medicina de Zaragoza han participado en misiones sobre el terreno en sus días de vacaciones. Unas estancias que se vieron interrumpidas por la pandemia, pero que ya pudieron recuperar el pasado mes de mayo.

En estos momentos hay dos voluntarios aragoneses en Lagonoy, y en otoño esperan poder acudir más. El viaje y la estancia se lo costean ellos mismos. Tanto las aportaciones de sus socios, como el dinero que recaude la Universidad de Zaragoza, se destinan íntegramente a la atención sanitaria.

El reto para el proyecto Obgyn es alcanzar 60.000 euros con la campaña El Ovillo de la Vida. Con 50 euros logran cubrir un mes de atención prenatal, con 200 la atención completa de un parto y con 20 aseguran el coste de la atención posparto durante 30 días. «Esta oportunidad que la universidad nos ha dado para visibilizar el proyecto del paritorio nos abre una puerta a poder financiar el seguimiento y tratamiento de decenas de pacientes que, de otro modo, resultaría imposible cubrir. Eso se traduce directamente en una reducción de la morbimortalidad materna e infantil, y todo lo que eso conlleva», concluye Esther Moreno.