Pactemos y firmemos... que mañana incumpliremos

Ceren Gergeroglu / Ricardo Álvarez / Carlos Pablo / Chus Sanz / Fernando Pérez

Nuestros gobernantes incumplen los pactos por la cooperación al desarrollo y, con ello, sus compromisos con las personas más pobres entre las pobres. Por eso, a los partidos que firmaron aquellos pactos, les recordamos que somos representantes de la sociedad civil, somos la ciudadanía a la que se deben como servidores públicos y gestores del bien común. Somos quienes les ponemos y les quitamos de sus puestos de responsabilidad. ¡Exigimos respeto!

Entonces, esas sonrisas, las palabras amables y emocionadas, esos apretones de manos y la convocatoria a los medios, ¿eran solo para la galería, por interés electoral?

Desde la Federación Aragonesa de Solidaridad (FAS) denunciamos que los dos partidos del Ayuntamiento de Zaragoza y los cuatro que forman el Gobierno de Aragón vienen incumpliendo los pactos firmados en el 2017 y el 2018 por la cooperación al desarrollo. Pactos que establecían metas concretas de presupuesto para, entre otras cosas, combatir la mortalidad materna e infantil y la pobreza alimentaria o para contribuir al acceso a la educación o los derechos humanos.

La propuesta presentada por el Ayuntamiento de Zaragoza congela el presupuesto para cooperación al desarrollo tras tres años de recortes. El Gobierno de Aragón propone los mismos fondos que el año anterior y ha rechazado las enmiendas que pretendían aumentarlos. En ambos casos, el aporte rondaría un tercio de lo comprometido para el final de la legislatura.

¿Cómo les resulta tan fácil dar la espalda a su propia palabra y a las personas más vulnerables y desatendidas, a las pobres entre las pobres? ¿Por qué motivo? ¿Es porque esas personas no votan? ¿Es porque piensan que quienes les apoyamos, aunque votamos, no suponemos una gran amenaza para sus aspiraciones electorales? ¡Qué decepción y qué vergüenza!

Contribuir a superar las obscenas inequidades a escala global es una cuestión de justicia social y de dignidad humana, que interpela a toda persona que tenga empatía por las demás. Es el mejor termómetro de la solidaridad. Y a nuestros gobernantes les está cayendo mucho la temperatura. Pero deberían habernos dicho que esto no les importa demasiado, que es algo que les deja fríos. No había necesidad de engañarnos así.

Instituciones como los ayuntamientos de Teruel y Jaca o la Diputación de Zaragoza han avanzado hasta alcanzar en sus presupuestos las demandas y objetivos internacionales, e incluso superado, como Jaca y la DPZ. El Ayuntamiento de Teruel lo hace además dando cumplimiento al pacto suscrito. Así que se puede, y estamos ante un problema de falta de voluntad política, de ausencia de coherencia y de desprecio hacia los compromisos firmados.

Todavía están a tiempo de corregirlo: el Ayuntamiento de Zaragoza, aceptando las reclamaciones al presupuesto del 2023, y el Gobierno de Aragón, a través de modificaciones presupuestarias. ¿Qué aprecio dan a su propia palabra?, ¿cuánto vale su firma y su compromiso público y publicado con las personas más desfavorecidas? Última oportunidad para responder a estas cuestiones.