Un cielo negro como ala de cuervo amenazaba con aguar el paseo. Pero, al final, “ni la lluvia nos ha parado”, comentaba con satisfacción Elena Cortés, directora del centro de Banca Privada Aragón de CaixaBank, que hace unos días cambió su despacho por una visita al CaixaForum Zaragoza. Junto a varios compañeros de trabajo, Elena acompañó a un grupo de 13 personas mayores, la mayoría de ellas en silla de ruedas, a dar una vuelta por la ciudad, para terminar su recorrido en la exposición ‘Cine y Moda. Por Jean Paul Gaultier’, que permanecerá en el centro cultural hasta el próximo mes de agosto.

Esta era una de las actividades enmarcadas en el Mes Social de CaixaBank, organizado por la entidad financiera para ofrecer a sus empleados, familiares y clientes la posibilidad de realizar diferentes actividades de voluntariado. El acompañamiento a personas mayores que, como en este caso, no disfrutan habitualmente de visitas y salidas, es una de las áreas en las que se concentra la programación de este Mes Social, además de ámbitos como la vulnerabilidad social, la discapacidad, el medio ambiente o la educación.

En esta ocasión, la actividad comenzó cuando los voluntarios de CaixaBank recogieron a los mayores en la residencia Virgen del Pilar, situada en la calle Predicadores de Zaragoza. Desde allí fueron paseando hasta el CaixaForum, donde se repartieron en dos grupos para poder disfrutar mejor la experiencia de una visita guiada a la muestra de Gaultier. Mientras unos contemplaban el despliegue de glamur, los demás tomaban café con los voluntarios, a la vez que intercambian experiencias, vivencias y opiniones.

Estoy encantada. Las personas con las que he entablado más relación enseguida te cuentan cosas de su familia, te hablan de sus hijos y sus nietas, y es entrañable”, comentaba Marian Sánchez, clienta de CaixaBank que aquella tarde se unió al voluntariado corporativo del banco. “Nosotros, contentos, y ellos, más aún”, añadía.

Una sensación que parecía ser generalizada. “Como siempre, cuando vivimos la experiencia del voluntariado, está siendo inolvidable”, afirmaba Elena Cortés. “Estamos pasando una tarde estupenda y compartiendo un poquito de nuestro tiempo con personas que, al final, nos lo agradecen, y nos llenan a nosotros también”.

Además, Elena tuvo la suerte de poder vivir esta tarde en familia. Para su hijo Jorge, de 16 años, aquella estaba siendo “una experiencia única, en la que te das cuenta de cómo son las cosas de verdad. Esto te sirve para contrastar tu vida con la de otra gente que vive de forma muy diferente, y aprendes”. Su hermano Daniel, de 11 años, también se mostraba encantado de pasar “parte de mi tiempo libre con personas que lo necesitan. Sé que, en el fondo, nos lo agradecen un montón”.

Daniel no se equivocaba, a juzgar por las palabras de Fernando Ortiz, uno de los residentes de Virgen del Pilar que participó en la visita. “A mí me parece precioso esto que hacen los voluntarios de CaixaBank. Hay muy poca gente joven que tenga un corazón como el suyo, dispuesta a dejar todo para acompañarnos”, aseguraba.

Elena no fue la única que disfrutó de una tarde en familia. Marian también acudió con su hijo Diego, de 17 años. “Mi madre me propuso participar y, como ya hace tiempo que quería participar en alguna actividad de voluntariado, decidí venir. Y está siendo muy bonito poder ayudar a gente mayor que por sí sola no podría visitar la exposición. Los acompañas, y también disfrutas tú”.

“No pensaba que lo iba a pasar tan bien”, confesaba Mayte Lavalle, otra de las personas mayores que acudió a la cita, acompañada por Mario Bernat, quien empujaba su silla de ruedas. “Tratamos de pasar todos juntos un buen rato, porque Mayte se lo ha pasado muy bien, pero creo que yo me lo he pasado todavía mejor”, apostillaba el voluntario.

Un sentimiento unánime que, a Elena, la jefa de Mario, le dejó un buen sabor de boca. “Como directora de un equipo, es un orgullo de pertenencia. Nos une un poco más a los compañeros. Es una satisfacción pertenecer a la Asociación de Voluntariado CaixaBank” apuntaba Elena Cortés. “Nuestra entidad tiene una vocación profundamente social. Y el impulso de iniciativas como esta, así como el fomento del voluntariado, son una de nuestras formas de contribuir a dar respuesta a los retos que demanda la sociedad”.

“Hemos abierto este mes de mayo para que todas las personas se puedan unir a nosotros y contagiarnos todos un poquito de este espíritu y compartir nuestro tiempo. Este mes, 400 voluntarios estamos colaborando en Aragón con una veintena de entidades”, continuaba la directora de Banca Privada Aragón. “Y, la semana que viene, nosotros, repetiremos. Estaremos con niños con discapacidad en Atades para hacer juegos y plantar un árbol para concienciarnos de lo importante que es cuidar el planeta”.