ARTÍCULO DE FIRMA INVITADA

La importancia del lenguaje

Marta Valencial Betrán

Presidenta CERMI Aragón

Parece que no, pero el lenguaje es importante para definir cómo somos, cómo está conceptuada la sociedad, qué idea tiene la gente de la igualdad de género, de los movimientos sociales… También lo es al hablar de personas con discapacidad, y por ello resulta esencial la formación de los profesionales de la comunicación, de las administraciones públicas y de la sociedad en general.

Para eso estamos trabajando desde el CERMI Aragón, junto a la Asociación de Periodistas de Aragón, y esperamos en breve presentaros un trabajo muy interesante. Es fundamental cómo se nos nombra a las personas con discapacidad, porque en ello va implícito el concepto que tiene la sociedad de todo el colectivo.

Vamos a empezar con la Constitución española de 1978, que se refiere a nosotros como disminuidos. En la época de la transición, era un término moderno. Ya no éramos minusválidos ni tullidos ni inválidos, pero ese concepto partía de un modelo asistencialista o médico. La discapacidad recae en nosotros. No es un adjetivo ni una cualidad atribuible a cualquier persona, sino que somos disminuidos, minusválidos… Nosotros somos la discapacidad, sin tener en cuenta el resto de circunstancias personales. Solo destaca la discapacidad, por encima de cualquier otra cosa.

El pensamiento, la actitud y el comportamiento de la sociedad fue evolucionando. En el caso de la discapacidad, avanzamos hacia un modelo social, con reflejo legal en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de 2006, ratificada por España en 2008. La ‘culpa’ ya no es nuestra. Tenemos una circunstancia, una característica entre otras, que es la discapacidad. Por eso queremos que se hable de nosotras como personas con discapacidad, porque lo primero y más importante es que somos personas, hombres y mujeres, niños y niñas, todos diferentes.

No queremos eufemismos, ni hablar de diversidad funcional ni capacidades diferentes. Vivimos una realidad, y es que tenemos una discapacidad. No hay que negarla porque, si no, además de perder nuestra identidad, estaríamos obviando que nuestra discapacidad nos pone en una situación de mayor vulnerabilidad, que hace necesario un reconocimiento de derechos para que estemos en igualdad de condiciones con el resto de personas.

El modelo social del cual proviene el término personas con discapacidad no habla de integración, que supone que nosotros tenemos que hacer todo el esfuerzo para conseguir la igualdad, sino que habla de inclusión en la sociedad. Es responsabilidad de todos, personas, empresas y Administración, trabajar por la inclusión en su concepto más amplio, facilitando la accesibilidad universal de cualquier servicio o recurso, tanto en el entorno físico como en el digital. Si no, es imposible que se nos incluya.

Por eso, cómo se habla de las personas con discapacidad es tan importante. No es solo lenguaje. Es concepto, y es implicación para lograr una sociedad inclusiva con todas las personas, con nuestras circunstancias, en la que todos somos diferentes.

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