Antonio de la Vega, coordinador de la Obra Social El Carmen: “Para ayudar a las personas sin hogar hacen falta braceros”

La comunidad carmelita creó la Obra Social El Carmen de Zaragoza en 1978, vinculada a la Parroquia del Carmen

En la víspera del Día del Voluntariado, El Carmen es ejemplo por su fuerte base social de personas voluntarias

En la víspera del Día del Voluntariado, El Carmen es ejemplo por su fuerte base social de personas voluntarias / Josema Molina

Mario Gracia

Acaban de cumplir 46 años. ¿Cómo lo han celebrado?

A lo largo del año tenemos dos celebraciones: la de los aniversarios de la fundación de la obra social, que fue la semana pasada, centrada en el voluntariado, y la presentación de la memoria, más enfocada a aquellas personas que colaboran con nosotros. En los aniversarios, revisamos lo que hemos hecho a lo largo del año y compartimos con los voluntarios las líneas de trabajo para el siguiente, que elaboramos consensuándolas con los trabajadores sociales y los coordinadores de los distintos proyectos.

¿Cómo de importante es la labor del voluntariado?

Para para ayudar a las personas sin hogar hacen falta braceros. Contamos con 21 profesionales, trabajadores y educadores sociales, para llevar a cabo el acompañamiento y el mantenimiento de los 18 proyectos que tenemos en marcha. Pero toda esta labor sería imposible sin nuestros 300 voluntarios. De hecho, la obra social nace de un grupo de catecumenado y del párroco de aquel entonces, Fructuoso. Era 1978, un año muy duro en España. Decidieron abrir un comedor para las personas que estaban en la calle, y todo empezó con voluntariado.

¿Cómo se fueron profesionalizando?

Fuimos creciendo y se hizo necesario contratar a trabajadores sociales. Y, conforme fuimos sumando proyectos, su número fue aumentando para poder hacer un acompañamiento a las personas sin hogar, pero también al voluntariado. Si no fuera por este, la obra social sería insostenible económicamente, pero además también perderíamos nuestra esencia, que no es otra que dedicar parte de nuestro tiempo a lo a los demás.

¿Cómo han logrado gestionar este crecimiento?

Hemos tenido que adoptar modelos de organización empresarial. Primero marcamos las líneas de trabajo con unos planes de acción, y establecemos unos indicadores para llevar un control, hacer un seguimiento y corregir desviaciones. Es muy importante la transparencia, para lo que hacemos una auditoría económica externa al año. Pero también buscamos la buena gestión, por eso la acreditamos con otras auditorías, como la RSA Plus o la EFQM. Y están nuestra organización interna, por proyectos, el trabajo en equipo y nuestra capacidad para dar respuesta a los acontecimientos, en función de las condiciones del entorno.

¿En qué se nota?

Por ejemplo, se vio la eficiencia de la entidad con la covid-19. Cerraron todos los comedores sociales, pero nosotros ni un solo día, porque en 24 horas cambiamos la metodología de trabajo y no dejamos de dar comidas, e incluso dar apoyo a otras entidades.

¿Tiran de su experiencia profesional a la hora de gestionar?

Sí, muchos de los voluntarios venimos del sector industrial, y adoptamos esos modelos de gestión empresarial que he mencionado. Yo, por ejemplo, era director de ingeniería en General Motors. Ahí teníamos una dirección muy clara por objetivos, y lo que hice fue adaptar el modelo de gestión de una empresa tan grande a las dimensiones de la obra social, simplificándolo, pero en lo nuclear lo pudimos extrapolar. Ese salto solo fue posible gracias al trabajo en equipo. De hecho, tenemos reuniones mensuales con los trabajadores en aras de la mejora continua. Pero también trabajamos con otras entidades para ser más eficientes, aprovechando las sinergias del trabajo en equipo. Por eso estamos en la Coordinadora de Entidades para Personas Sin Hogar de Zaragoza, junto a otras nueve asociaciones.

Pero no es lo mismo fabricar coches que apoyar a personas vulnerables. ¿Dónde está la diferencia?

No se trata solo de lo que hacemos, sino de cómo lo hacemos. Y, para llevar a cabo nuestra labor, son fundamentales los valores que tenemos muy bien definidos en la obra social: humildad, empatía… Lo importante es poner a la persona en el centro de nuestra atención. No es solo dar, sino darnos. Hay una frase de la hermana Teresa de Calcuta que a mí me gusta mucho: “difunde el amor donde quiera que vayas, y no dejes que nadie se aleje de ti sin ser un poco más feliz”. Tratamos de hacerle la vida más fácil al que tenemos al lado.

¿Cómo se financian?

Un tercio son subvenciones públicas, y dos terceras partes, con fondos propios. Ahí se incluyen los donativos, las colectas del primer domingo del mes, las aportaciones ordinarias de socios y fundaciones privadas y algunas extraordinarias, como herencias. Y además están las donaciones en especie del Banco de Alimentos y de supermercados y empresas privadas. Aprovecho para dar las gracias a todos los colaboradores que hacen posible nuestra labor.

¿Siguen necesitando más colaboración voluntaria?

Cualquier persona que quiera colaborar, puede entrar en nuestra web o llamar al 976 404 550 para informarse de cómo hacerse voluntaria. Es flexible. Tenemos distintos horarios y un gran abanico de opciones, en función de los intereses y del tiempo que cada uno quiera dedicar.

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