Esclavos del siglo XXI

El Arzobispado de Zaragoza inaugura este miércoles una exposición fotográfica con testimonios de víctimas y supervivientes de la trata de seres humanos, un atentado contra los derechos humanos que mueve miles de millones de euros cada año

Mario Gracia

«Cuando esta gente te coge, tu voluntad ya no cuenta». «¿Te han puesto precio a ti alguna vez?» Estos duros testimonios de personas que sienten que ya no son nada, tras caer en redes que manejan sus vidas para explotarlas, pertenecen a víctimas reales de trata de seres humanos. Y, junto a las fotos de quienes los pronuncian, forman parte de la exposición que este miércoles por la tarde inaugura el Arzobispado de Zaragoza.

La muestra fotográfica Punto y seguimos. La vida puede más podrá visitarse, en el Centro Joaquín Roncal de la capital aragonesa, hasta el próximo 30 de enero. Esta iniciativa tiene como objetivo mostrar la realidad de la trata de personas y la resiliencia de quienes la sufren para salir de ella. Y se encuentra dentro del plan de concienciación y lucha contra esta lacra que propone el Año Jubilar 2025 de la Iglesia católica.

Promovida por la Subcomisión Episcopal de Migraciones y Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal Española, esta exposición itinerante comenzó su recorrido en Madrid en 2019. Desde entonces, las 41 imágenes del fotógrafo Fernando Mármol que la componen han recorrido diferentes ciudades.

Tiene como protagonistas a hombres y mujeres víctimas y supervivientes de la trata, una realidad invisibilizada, pero que afecta a millones de personas en todo el mundo, y que “mueve tanto dinero como el negocio ilícito de drogas y armas, unos 150 billones de dólares al año”, indica Eduardo Gálvez, responsable de la Delegación de Migraciones del Arzobispado de Zaragoza.

«El acercamiento a personas e instituciones involucradas en acciones contra la trata que requería esta exposición ha permitido construir un relato en imágenes, haciendo partícipes y protagonistas a las víctimas, a través de las imágenes y de sus propias palabras, plasmadas en las frases que acompañan cada fotografía», añade.

«La trata de personas de hoy en día puede considerarse el equivalente moderno de la trata de esclavos del siglo XIX», señala Gálvez. «Hablar de trata de personas es hablar de explotación sexual y explotación laboral, pero también de obligar a las personas a cometer actos delictivos, de matrimonios forzados, de niños reclutados como soldados, mendigos o delincuentes, de tráfico de órganos o venta de bebés».

Este fenómeno se ha convertido en una de las grandes preocupaciones de la Iglesia, ya que supone «una grave agresión a la dignidad humana y una violación de los derechos fundamentales de la persona». La institución tiene dos objetivos fundamentales para encarar este problema: su erradicación y la atención a las víctimas.

Por ello, el Papa Francisco insiste en la necesidad de hablar del tema para evitar que más personas sigan cayendo en redes de trata, «frente a la globalización de la indiferencia». La exposición forma parte de un conjunto de materiales y acciones destinados a este fin y pone de manifiesto la cruda realidad de la trata, pero también la experiencia de liberación que supone dejar de ser víctima para convertirse en superviviente.

«Es un fenómeno invisibilizado para la ciudadanía. Muchas veces, no se detectan ni identifican situaciones de trata, y es difícil combatirlo si no se conoce», afirma el responsable de Migraciones del Arzobispado zaragozano. Sin embargo, no es un problema lejano, circunscrito a países empobrecidos. «Desafortunadamente», lamenta, «ocurre en nuestro entorno más inmediato, y demasiado».

En 2023, la Policía Nacional y la Guardia Civil llevaron a cabo 408 operaciones relacionadas con la trata en España, en las que se detuvo a 923 personas y se desarticularon 109 grupos criminales. Además, liberaron a 1.594 víctimas de estas redes, 612 explotadas laboralmente y 982 sexualmente.

No en vano, España se sitúa como el primer país de Europa, y el tercero del mundo, en demanda de prostitución. «Y también hay que decir que sería imposible ejercer la trata de no existir una amplia red de consumidores que la sostiene», incide Gálvez.

Además de esta exposición, la diócesis de Zaragoza ha organizado otros eventos para concienciar a la ciudadanía y contribuir a la lucha contra la trata de seres humanos. El 1 de febrero, habrá una vigilia de oración por las víctimas en la parroquia de Santa María Magdalena. El día 8, se unirá a la Jornada Mundial contra este fenómeno. Y celebrará los viernes de Cuaresma solidarios, en los que propone hacer ayunos para donar lo ahorrado a proyectos de denuncia y ayuda.

Fogaral, un curso espacializado de Cáritas

Muchas diócesis de España cuentan departamentos de trata de personas dedicados a la sensibilización y que, en muchos casos, cuentan con proyectos de acogida a víctimas. En Zaragoza, este cometido recae en la Delegación de Migraciones del Arzobispado, que cuenta con la colaboración de congregaciones religiosas, como las adoratrices, oblatas o vicencianas, las comunidades de Villa Teresita o los hermanos de la Cruz Blanca.

Además, la diócesis cuenta con un recurso especializado, el centro Fogaral de Cáritas, cuya principal labor, desde 1988, es atender a mujeres en contextos de prostitución, que son las principales víctimas de la trata en España, gracias a un equipo de trabajadoras sociales y voluntarias. Fogaral trata de ser un espacio seguro para este colectivo, y sirve de puente entre estas mujeres y los servicios públicos o privados que puedan necesitar. Para ello, es esencial la acción coordinada con otras entidades. Se trabaja en el empoderamiento de la mujer desde la reparación de sus daños, la recuperación de su propia identidad, el vínculo, el encuentro y el cuidado, y también con apoyo económico.

Tracking Pixel Contents