El momento de la verdad
Francisco Mesonero - Director General de la Fundación Adecco
Igualdad frente a mérito, identidad de género contra ideología de género, cultura y migraciones, lenguaje claro contra lenguaje inclusivo, Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) contra el Mérito, la Excelencia y la Inteligencia (MEI)… Las batallas culturales e ideológicas han contaminado cualquier intento de corregir el funcionamiento de una sociedad imperfecta que aspira como máxima al bien común.
Estas batallas también están contaminando el capital espiritual de las empresas. El sentido común ha sido atacado permanentemente con sobreactuaciones a un lado y a otro que han alimentado la batalla y han generado incertidumbre en las empresas y gran polarización de la sociedad.
En los últimos meses hemos visto cómo las compañías corregían sus políticas de DEI. ¿Qué se esconde detrás de estas reacciones? Posiblemente, miedo a quedarse fuera del apoyo financiero institucional.
El año 2025 es el ‘momento de la verdad’ porque estamos en los inicios de una nueva era, a la luz de cinco grandes megatendencias que lo están cambiando todo: la globalización, los cambios demográficos, la incertidumbre geopolítica, el deterioro medioambiental y, por supuesto, la revolución tecnológica.
Ante estos cambios acelerados se genera una terrible respuesta social, la ansiedad en forma de problemas de salud mental. Es el momento de responder a dos preguntas trascendentales: quiénes somos y en quiénes queremos convertirnos. Nuestro futuro depende de las decisiones que se tomen ahora, abrazando nuestras raíces y actuando con responsabilidad. No es un tema de progreso, sino de adaptación.
Contemplando el panorama actual, parece un triple salto mortal, pero es el momento de trasladar un mensaje esperanzador porque, aunque traten de decirnos lo contrario, hay más cosas que nos unen de las que nos separan. Hablemos también de ellas y no solo de las batallas.
Sobre esta base, debemos detenernos y fortalecer el capital espiritual de la empresa mediante el liderazgo y la ética empresarial, asegurando que la única ideología que aplica es la defensa de los derechos humanos, la pluralidad y el bien común.
Llevo 25 años defendiendo las estrategias de DEI en el Grupo Adecco, empresa cuyo pilar es el talento de las personas aplicado al trabajo en equipos competitivos. Pero actualmente estamos siendo testigos de un debate que ya debía estar superado, y que traslada la necesidad de defender exclusivamente el MEI, invitando a acabar con las políticas de DEI. Sin embargo, ningún proyecto empresarial y ninguna carrera profesional tienen sentido si no se desarrollan para mejorar lo humano y la humanidad.
En definitiva, solo con MEI no es posible alcanzar la excelencia empresarial y la máxima competitividad del talento. Es una regresión a la ley del más fuerte que divide entre ‘nosotros y ellos’, abandonando a su suerte a quienes son más vulnerables. Desde mi punto de vista, existe una complementariedad necesaria entre la DEI, el talento y el mérito para crear equipos de alto rendimiento que contribuyan a la excelencia empresarial y al bien común. Sigamos trabajando en ello.
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