Formación para acompañar el odio

Aisetou Kajakeh

Responsable de sensibilización antirracista del colectivo Lefrig

El Informe sobre la evolución de los delitos de odio en España del Ministerio del Interior cifra en un 21% el aumento de los delitos de odio en 2023. Los más frecuentes, el racismo y la xenofobia, acapararon el 41,8% de las denuncias.

Sin embargo, la infradenuncia por racismo alcanza el 82%. Una de las principales razones es que las víctimas lo tienen normalizado. Además, cuando lo identifican, suelen pensar que denunciar «no sirve para nada» o que «solo trae más problemas», ya que creen que no se les dará credibilidad o que tendrán que enfrentarse a procedimientos largos y emocionalmente desgastantes.

Siguiendo otros programas nacionales para la prevención de los delitos de odio, No Ti-rries es una propuesta formativa dirigida a dotar de competencias antirracistas e interculturales a profesionales que trabajan con población vulnerable al racismo en Aragón. No Ti-rries, que en aragonés significa «no odies», tiene como objetivo mejorar la detección y el acompañamiento en las denuncias por racismo. También busca que las víctimas, mediante una mayor conciencia y sensibilidad antirracista, confíen en los profesionales del tercer sector para reducir así la brecha de la infradenuncia, ya que la desconfianza es uno de los principales obstáculos.

La Unión Europea, el Ministerio de Igualdad y la Agenda 2030 subrayan la necesidad de formación continua a profesionales para prevenir y acompañar a estas víctimas. En Aragón, el Gobierno ha asumido esta responsabilidad, mediante el Plan Integral para la Gestión de la Diversidad Cultural 2022-2025 y la Estrategia Antirrumores.

El peso sobre los profesionales públicos y del tercer sector es enorme. Desde Lefrig, que trabaja en red en todo Aragón, percibimos esta necesidad de formación. Por eso hemos impulsado el proyecto No Ti-rries, y los datos nos dan la razón.

Un 36,7% de las mujeres víctimas de violencia de género son extranjeras. Los menores migrantes no acompañados representaron el 12,1% de las víctimas de delitos de odio en 2022. Y la población gitana sigue enfrentando discriminación estructural.

En Aragón, se reconocieron 31 delitos de odio en 2022, la mayoría por infracciones de carácter racista. En total, se denunciaron 28 casos: antigitanismo, aporofobia, ataques por práctica religiosa, razón ideológica, orientación sexoafectiva y racismo y xenofobia.

Esto es solo la punta del iceberg. La realidad es mucho más profunda y dolorosa. La falta de preparación y de recursos para enfrentar estas situaciones deja desprotegidas a las víctimas y expone a los profesionales a una presión constante.

Lo que está en juego es mucho más que una cuestión de formación. Se trata de garantizar la dignidad y la seguridad de las personas que sufren violencia y discriminación. Si queremos una sociedad verdaderamente inclusiva, es imprescindible que los profesionales cuenten con las herramientas necesarias para responder a esta realidad. La formación es solo el primer paso, pero, sin ella, cualquier intento de cambio será insuficiente.

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